Una cena de alto copete tuvo lugar durante cuatro horas la noche del miércoles 18 de julio en un restaurante de Torrelodones de ecos mitológicos astures: El Trasgu. Los comensales eran personajes de gran cosecha VIP: el empresario asturmejicano Plácido Arango, la escultora Cristina Iglesias -actual pareja de Arango y viuda del prestigioso escultor Juan Muñoz-, el ex ministro socialista y ex secretario general de la OTAN Javier Solana con su esposa, Concepción Giménez Díaz-Oyuelos, y la financiera Alicia Koplowitz, primera esposa de Alberto Cortina e íntimo amigo del asistente de mayor tronío: el Rey Emérito Juan Carlos I, dichoso por estar en uno de sus locales favoritos y famoso por su privilegiada terraza con vistas a la capital del Reino. El divorcio de la poderosa mandamás económica no dañó la relación con el padre de Felipe VI. Cita de amigos.

Influencia, poder, relevancia social a tope. Saber lo que se habló en esa mesa haría correr ríos de tinta, más si cabe cuando el monarca, que parecía estar en buena forma sin signos de debilidad, suspendió dos días después su viaje a Palma. Adiós a su participación en la Copa del Rey de Vela a bordo del Bribón, adiós al posado oficial con esposa, su hijo, su nuera y sus nietas. Motivos de salud, así se justificó su ausencia, que coincide en el tiempo con la filtración de las turbadoras grabaciones de su «amiga entrañable» Corinna Larsen, princesa de mucho cuento, y la entrada en prisión de su yerno Iñaki Urdangarín.

El Rey estuvo flanqueado por mujeres. A la derecha, Concepción Giménez. A la izquierda, Alicia Koplowitz, con quien el monarca siempre ha hecho muy buenas migas en el mantel de las altas esferas. Incluso, relata la revista LOC, llegaron a tomarse de las manos en algunos momentos de la cena en incontestable gesto de complicidad y real amistad. Risas, felicidad, confidencias dichas al oído o tapándose la boca para esconder los labios como si de diputados o entrenadores se tratara. Sí se sabe que Juan Carlos I mostró su buen humor, campechano a su modo, enseñando un meme rescatado de las redes sociales en el que aparece disfrazado de jeque árabe. También presumió de hijo con corona.

Según LOC, Koplowitz, de 63 años, dijo en cierto momento de la velada una frase enigmática que, con la que está cayendo, puede dar mucho juego en los pabellones de la rumorología. «Nos necesitamos». Eso dijo. ¿Sostén de amistad, compromiso de una alianza en la cumbre, exhibición de confianza en tiempos difíciles?

La respuesta solo la sabe el Trasgu, ese duendecillo que se pirra por las travesuras.