El populismo es desdichado, pero en su denuncia por ciertas elites hay también cierto espíritu de clase. Me refiero a las que practican el populismo en su coto, dejándose llevar por movimientos de masa-elite, que los hay también. El grueso de las elites económicas, culturales y políticas, lideradas por captores de rentas de rapiña, abrazaron en su día el despelote globalizador, descosiendo las costuras del sistema con tanto entusiasmo como insensatez. Se trataba de hacer un gran mercado mundial donde controles, fiscalidad y sindicatos quedaran (nunca mejor dicho) descolocados. Todo lo demás -clima, condiciones de trabajo, bienestar- no se globalizaba. Los que buscaban negocio al fin y al cabo hacían su trabajo, pero aquí se habla de la masa-elite de papanatas que, sin pararse a pensar, se dejaron arrastrar por ese otro populismo. Están todos en las hemerotecas, sonriendo en las fotos.