En Andalucía, puro mezzogiorno, la canícula se ha llevado por delante los EREs, las tarjetas FAFFE y solo queda un leve rumor de andaluzas anticipadas, como unas pequeñas olas a la caída de la tarde rompiendo en la playa. Un concejal de Ciudadanos me lo asegura, y habla del censo de los ayuntamientos. Todos están preparados para ese duelo bajo el sol. ¡Qué suerte tiene el PSOE!, todos sus escándalos lo son con sordina, los del PP parece que los han conectado a un sistema público de megafonía con un potente amplificador. En Sicilia, tienen los pizzini, esos papelitos muy bien doblados que se pasan desde la dirección de la Cosa Nostra a sus hombres. Aquí todo se habla en los reservados de los restaurantes, si alguno supiera qué dos salones de la Costa occidental contaban con una discreta instalación de micrófonos, ni la limpiadora que abría la puerta por las mañanas sería capaz de detectarlos.

En fin, Carlos Elías, catedrático de periodismo de la Universidad Carlos III de Madrid, sostiene que filósofos postmodernos, aplaudidos por cierta universidad y cierta izquierda y derecha, han implantado en las universidades occidentales la aversión a la verdad, como Feyerabend, que sostiene que no hay diferencia entre ciencia y cuentos de hadas; o Lyotard, que afirma que la ciencia es solo una narrativa. Lo cierto es que el cerebro humano busca sentirse bien y odia que le lleven la contraria. Nuestro organismo segrega un neurotransmisor, la dopamina, que se estimula en situaciones de placer, entre ellas cuando escuchamos algo que confirma nuestras ideas, pero no necesariamente cuando encontramos la verdad. Y ese es el problema, que entonces nos place que nos mientan. Y en estas, Jesús Báez, coordinador de la Comisión del Taxi Málaga, advierte que, «por seguridad, Uber y Cabify no deberían entrar en el real de la Feria», el hombre lo dice no para amedrentar, no, por prevenir. Y Paco de la Torre en la más pura esencia socialdemócrata, pues quiere una Limasa pública y se alía con los taxistas contra la competencia de las VTC. ¿Y si fuese un infiltrado del PSOE en las filas del PP?, ¿se imaginan el descubrimiento?, mayores cosas veredes, amigo Sancho.

Bueno, no todo van a ser penas, también se levantará el hotel de Moneo en Hoyo de Esparteros, el primero que un arquitecto internacional hará en Málaga, como destacaba este periódico. Pero qué trabajo cuesta sacar adelante cualquier proyecto, parece como si se tratara de un pulso con las administraciones públicas, es trabajar a contracorriente; eso sí, después, a todos los poderes públicos se les llena la boca con las palabras emprendedor, empresa y sucedáneos.

También queda envuelto en el calor estival el eco apagado de quienes piden el indulto de Juana Rivas, aunque todavía no sea el momento procesal oportuno, pero que más les da la ley, y releo a Camille Paglia, escritora y profesora de Humanidades de la Universidad de las Artes de Filadelfia, lesbiana, atea y libertaria, para más señas, que dispara «creo en las mujeres fuertes que se protegen solas, no en las que corren a refugiarse en los comités». Me parece coherente. Ha escrito Feminismo, pasado y presente y para ella el patriarcado no existe. Pero Andalucía, ¡ay!, Andalucía es otra cosa. Ya en 1641 tuvo lugar aquí la conocida como conspiración del duque de Medina Sidonia. Fue la coyuntura más crítica de Felipe IV y se dio simultánea a la revuelta de los catalanes y la independencia de Portugal. Los protagonistas eran el IX duque de Medina Sidonia y el VI marqués de Ayamonte, pero es verdad que se trata de un episodio oscuro. El caso es que los planes fueron advertidos en el verano del citado año y el intento pudo ser abortado. Hoy, están en lo suyo Torra, Urkullu, Mónica Oltra cogida del brazo de Ximo Puig, Uxue Barkos y Francina Armengol. Cinco comunidades, a distinta velocidad, claro. Cinco lobitos tenía la loba, cinco que cinco detrás de la cola… se cantaba en mi tierna infancia. Como dice mi compañía, nuestra batalla hoy es la libertad en España contra los golpistas de nuevo cuño. La diferencia con los de antes es que a los de ahora se les llama señor y hacen declaraciones en los telediarios. Miguel Hernández escribía:

Pintada, no vacía:pintada está mi casadel color de las grandespasiones y desgracias.Regresará del llantoadonde fue llevadacon su desierta mesacon su ruinosa cama.