Cuando ves a Kangin Lee debutar en Mestalla y en un rato hacer lo que hace y marcar un gol, te tienes que acordar de manera obligada de Isco y aquel partido de Copa del Rey en el que hizo dos tantos de bandera. No quiero decir con esto que el coreano vaya a ser el nuevo Isco -por más que a los periodistas nos encantan esas cosas-, porque es demasiada presión para el chaval: Isco es titular en el Real Madrid que arrasa en la Champions y es titular en la selección española. Y eso es mucho. Y no lo quiero decir a pesar de que Isco tenía 20 años cuando apareció en el primer equipo y la rompió, y Kangin tiene 17, y créanme, que a efectos de fútbol base, hay muchos años de diferencia.

Entre Isco y Kangin hay una semejanza futbolística evidente, y es que los dos tienen una calidad tremenda, son descarados y hábiles en el regate y, en definitiva, son jugadores de entre líneas, lo que viene siendo un media punta de toda la vida. Vale que Kangin pueda ser más segundo punta o Isco pueda jugar un poco más retrasado pero podemos decir que, cada uno con sus características, son dos «Silvas», que también salió de la cantera del Valencia, por cierto. Pero lo que quiero es hablar de la diferencia sustancial que hay entre Isco y Kangin, que además también sirve para Jordi Escobar. Y la diferencia no está en ellos, está en el Valencia.

El tiempo permite hacer análisis más pausados y a veces más certeros y por ello, hasta me atrevo a decir ahora que la irrupción de Isco en el primer equipo fue un problema para el Valencia de Llorente y Emery. Salió un chaval que tumbaba la puerta del primer equipo a patadas y ellos no supieron qué hacer, no tuvieron narices de poner al jugador e invertir perdonándole los errores de principiante. ¿Qué más tenía que hacer Isco para tener la oportunidad de ser jugador del primer equipo, marcar cinco goles, seis, siete?

Aquel Valencia CF no tenía paciencia para Isco y su puesto en el primer equipo lo ocupaba? ¡El Chori Domínguez! Aquel Valencia no apostó ni deportiva ni económicamente por Isco y cuando a Llorente le dijeron que el Málaga pagaba seis millones de euros por él los ojos se le salieron de las órbitas. Pero lo que hizo Llorente era lo fácil, en aquellos tiempos seis millones por un chaval que nada había hecho en el fútbol de elite era mucho dinero, y esa era la pobreza de aquel Valencia y aquel proyecto, que todo se procesaba en virtud del dinero y nadie tenía narices de apostar. Ahora, Isco y Jordi están en un club que es valiente y lo hará lo posible para que tengan la oportunidad de fracasar. Isco no la tuvo.