Cliente británica

Una señora británica ha pasado parte de su veraneo en Benidorm pero no estaba contenta con la conducta de los clientes españoles que elevan la voz con exceso y así lo ha descrito en su queja. Ella ha reclamado al hotel, a su agencia de viajes, y ha expuesto claramente que ella se siente estafada porque esa conducta insoportable en el establecimiento que la alojaba es propia de una calidad baja del producto contratado. Muchos dicen a esto: «Si no le gusta España, que se vaya». Pues hace falta que se quede para que deje su dinero, que nosotros ganamos honradamente con prestación de servicios, en España. ¿Para quién han construido el exceso de inmuebles si no es para alquilarlo a turistas y venderlos a residentes del norte de Europa? Están financiados con dinero prestado del exterior y hay que devolverlo. Los cargos políticos han desindustrializado «subrepticiamente» España para que la población ibérica no pueda comprar el exceso de inmuebles vacíos. Los españoles hablan uno encima del otro como si fuera «maricón» el último que dice algo. A. Machado ya decía: «En España de 10 cabezas, 9 embisten y 1 piensa» quien escucha pero acaba pisoteado por los doctores liendres. Se trata de un simple complejo de inferioridad. Yo no estoy orgulloso de ser pobre debido a ese complejo de mierda.

Bartolomé Florido Luque. TorremolinosIncoherencia en las críticas

Oigo últimamente, entre dirigentes y medios afines a eso que llaman la derecha, y que no pasa de ser una izquierda moderada, constantes críticas a Pedro Sánchez por otorgarle diferente tratamiento al último grupo de inmigrantes del barco Aquarius que al anterior; críticas que parecen chocar de frente con las que esas mismas «derechas» vertieron un mes antes justamente por lo contrario. Zurraron, muy justamente, al presidente del Gobierno por la acogida, en impropia calidad de refugiados, del pasaje de aquel Aquarius, y ahora le zurran, con la misma injusticia, por haber rectificado y considerar a este nuevo pasaje como los inmigrantes que son, sin más. ¿En qué quedamos, señores de la oposición? Aclárense. Sí, ya sé que pretenden poner de manifiesto la incoherencia del gobierno del PSOE, pero ése no es el modo, porque a muchos no nos queda claro qué es lo que ustedes defienden: si el status de refugiado o el de inmigrante. Un poquito de seriedad en las críticas, porque a la incoherencia no se la combate con más incoherencia.

Pablo Alejandre Calviño. Málaga