'Alfajarín y la maría', por Venancio Rodríguez Sanz

En “La Celestina”, se dice:”Quien engaña al engañador cien años de perdón.” Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (sXV) la utilizó de este modo: “Quien burla al burlador cien días gana de perdón.” En “La pícara Justina’”(atribuida a Francisco López de Úbeda), aparece una variante de la expresión en la forma:”Quien hurta alladró gana cien días de perdón.” Actualmente, la manera más común de encontrar o pronunciar la expresión es: “El que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón.” Este refrán se utiliza para disculpar una mala acción, la cual queda justificada al ser comparada con otra mucho más grave, de ahí que se haga la analogía entre ladrones. No se sabe a ciencia cierta en qué momento se originó, aunque sí que hay constancia de que ésta fue evolucionando y cambiando a lo largo de los siglos. ¿Por qué digo esto? Está claro, leo en la prensa:” En Alfajarin (Zaragoza), un señor denuncia el robo de su móvil y lo detienen por cultivar marihuana y tenencia de armas.” Mientras leía esta noticia, iba sonriendo y decía para mí:” ¡Hay que ser tonto de remate! Aunque, en favor de los dos delincuentes y de la humanidad entera, cabría decir aquel otro refrán que dice:”No hay mal que por bien no venga.” ¿No les parece?