Querido Jon:

No te voy a negar que me duele perderte. Siento que este año que hemos pasado juntos hemos formado una pequeña familia y perder a uno de sus miembros, aunque sea el benjamín, da pena. Pero esa pena es superada, y con creces, por una profunda alegría porque vas a hacer lo que tú querías. Cuando se toma una decisión así, los que te queremos solo debemos apoyarte pero estando muy pendientes de ti.

Mientras escribo no dejo de recordar a ese niño que salió de Unicaja y quería incorporarse a nuestro equipo, quería volver a su club de toda la vida, que le acogió con todo el cariño del mundo. Y ahí te pusiste a entrenar con gente mucho más mayor, fuerte y rápida. Me acuerdo los primeros días de verte coger el balón e intentar hacer todo tú solo, como si jugaras en cadete todavía. Y claro, estamparte contra Pape, que empeñaba el balón al taponarte como si estuviera jugando al voley empeñándote a ti también al chocar contra él. Pero tú nunca te desanimaste. Ahí estabas al día siguiente para entrenar con más ilusión que el día anterior. Y con más hambre por aprender. No te importaba si jugabas poco. Y es que muchas veces te veía tan pequeñito, tan débil, que te protegí demasiado, como si fueras mi hermano pequeño. Por eso te debo pedir disculpas.

Tú has sido un ejemplo perfecto de lo que he intentado transmitiros este año, en la vida hay que ser valiente y no pensar que eres más débil que el de enfrente. Hay que competir siempre. Esa valentía, tu trabajo y lo mucho que has aprendido de tus compañeros te hicieron crecer como jugador. Nadie podía pensar que eras júnior al verte jugar. Júnior, y de primer año. Fuiste capaz de no ser eso, el júnior del equipo, y convertirte en un jugador muy importante para nosotros.

Cuando te planteaste que querías dar este paso demostraste, otra vez más, que eres un valiente, que necesitas nuevos retos y que no te quieres conformar. No es nada fácil salir de una cantera de un club de ACB y, en tan solo un año, que otro club de ACB te quiera reclutar. Y que encima sea el Estudiantes, con una cantera con mucho prestigio desde hace muchos años. Lo has conseguido. Sin abrir el pico, trabajando en silencio pero sin parar.

Ahora te viene una experiencia muy bonita. Cambias de ciudad, te vas tú solo para afrontar un reto muy difícil. Lo sencillo es perder el norte, priorizar el baloncesto sobre todo lo demás. Debes ser lo suficientemente maduro para tener presente que superar el bachiller, en este año académico tan importante, es básico. Y por supuesto, no pienses qué pasará la temporada siguiente. Tú disfruta de lo que vas a vivir y vive cada minuto. Sigue pogresando como jugador y compite como sabes en los campeonatos que te vienen por delante. No dudes que muchos se cambiarían por ti sin dudarlo.

Después, cuando se acabe la temporada, ya veremos qué pasa. Lo único importante será tener aprobado el bachiller. Lo demás, será bueno seguro.

Sé humilde, valiente, educado, responsable. Lucha, compite, no te dejes vencer, suda por cada minuto y no te conformes. Es decir, sé tú mismo. Y no olvides una cosa muy importante: tú tienes algo en común con jugadores como Alberto Díaz, Pepe Pozas o Luis Conde. Tienes unos padres que están haciendo un trabajo fenomenal en tu educación y formación. Ellos son muy responsables de que hayas conseguido, después de terminar tu camino en Unicaja (que quizás no debió terminar tan pronto), empezar un nuevo camino en Estudiantes. Tenlos presente, comparte con ellos la experiencia y no pares de agradecerles lo mucho que están haciendo por ti para que te conviertas en un hombre hecho y derecho.

Tu otra familia, la de tu equipo y tu club de toda la vida, no te va a olvidar. Vamos a seguirte, estaremos muy pendientes de ti. Tú, con tu forma de ser y tu baloncesto, nos vas a representar a todos. Y esto es una responsabilidad para ti y un enorme orgullo para nosotros. Y no dudes que estarás presente en cada partido que gane este que es tu equipo.

Te quiero, Jon.

Tu entrenador.