No lo vas a entender. Ni quiero que lo hagas, eh. No pretendo que veas ningún atisbo de racionalidad en lo que te cuento, Dios me libre. A ver cómo te lo explico... Mira, el año pasado fue todo una mierda. Una basura infame. Algo que sabíamos que ocurriría, pero intentamos engañarnos todo el tiempo. Pensé que se daría la vuelta, que iría a mejor, que sacaríamos la situación adelante. Pero nada de eso, la empresa era sencilla: competir entre 20 y no ser de los tres peores. Fuimos los peores y con diferencia. Pero aguantamos. Salíamos de casa con la misma ilusión que cuando todo iba bien, cuando bailábamos entre los más populares, cuando nos daban premios por llenar el estadio y animar sin parar. Ahora no llenamos el estadio. Somos menos, es lógico, pero somos más fuertes.

El ejemplo de afición que está dando el Málaga es inmejorable. Casi mil locos un lunes por la noche en una ciudad a más de dos horas de coche. Animar sin parar fuera de casa. Acompañar a un equipo que ilusiona. Es inexplicable y no lo vas a entender. No te vas a creer que nos haga más ilusión ir a ver a nuestro equipo a Almendralejo, Reus o Almería que verlo en el Bernabéu. Paremos el tiempo. Aquí estamos bien. Somos cabeza de ratón... pero un ratón grande. Tú me entiendes. Yo siento que en Segunda estamos para disfrutar. Porque jugamos a otra cosa. Por supuesto que soy ambicioso y sueño con volver a sufrir otra tanda de penalties contra el Boavista u otro robo en Dortmund, pero este año también lo vamos a disfrutar. Y yo sé que para ti es increíble. No vas a entender que seamos felices, pero lo somos.