Alos 92. Antes no había practicado atletismo. Ella, con sus 102 años, ha sido la inscrita más longeva en el Mundial de Atletismo Máster en Málaga. Pero empezó a practicarlo a los 92. Aunque, al final, por incomparecencia de última hora, han sido los nonagenarios los participantes de mayor edad que han competido en sus categorías. Sus arrugas no son especialmente bellas, por mucho que intervenga, interesadamente siempre, el marketing. Pero sus miradas sí; arrebatadoras. Empezar algo a los 92 años. Empezar algo a la edad que sea. Seguir empezando siempre es seguir viviendo. Sobrevivir es lo demás.

Teatro andaluz

Empezará también pronto el otoño, al margen de la alerta naranja (no me refiero a Ciudadanos o sí) de hoy por tormentas. Un otoño que nos traerá elecciones adelantadas cuyo adelanto ya habíamos adelantado todos, excepto quienes negaban ese adelanto, que son los mismos que ahora las van a adelantar. Es el gran teatro del mundo... andaluz. Está bien que Juan Marín escenifique su enfado por que no se hayan tomado las medidas regeneradoras que considera imprescindibles para continuar el pacto de gobierno con Susana Díaz, pero se enfada precisamente ahora, tras tres años de incumplimiento de soslayo. Y es que cada cosa tiene su tiempo. Ahora es el tiempo del enfado. Pero un enfado de poco tiempo. Dos caritas enfurruñadas de ésas que a mi hijo le ponen en el colegio durante unos días, luego las elecciones seguramente en noviembre, y aquí paz y después gloria. Ambos encantados de rescindirse por la mañana tras haber dormido juntos y revueltos la larga noche de una legislatura que ya está, por culpa del despertador de los Eres a punto de sonar judicialmente, absolutamente agotada.

Noviembre o diciembre

Otros apuestan por diciembre como fecha de las elecciones andaluzas. El día 2 gusta mucho. Aunque ese domingo previo al 4 de diciembre andaluz podría beneficiar más a los partidos a la izquierda del PSOE, oficialmente instalado en celebrar el 28 F y no en reivindicar las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, que incluyen aún las sombras alrededor de la muerte del malagueño Manuel José García Caparrós (siempre merece la pena acercarse a su memoria y a la de quienes vivimos aquel día en la calle con la última investigación de Rosa Burgos «Las muertes de García Caparrós» (Libros de El Observador. 2018) que devuelve a la luz todos los documentos que no se podían consultar. Respecto a quienes barruntan que lo que sentencien los tribunales por los Eres fraudulentos, si hay condenas a ex dirigentes, perjudicará más a Sánchez que a Díaz, ya veremos. Aunque es verdad que décadas de gobierno socialista andaluz no terminan de tocar fondo cada vez que el río de la política andaluza viene revuelto con la torrentera electoral.

Moreno o rubio

Como también está por ver que Juanma Moreno esté amortizado como candidato si Pablo Casado descarga sobre sus espaldas un posible mal resultado del PP en Andalucía. No sólo en política, pero, sobre todo en política, las victorias se las apuntan los de arriba y las derrotas se les achacan a los de abajo. Y aquí abajo nunca ha sido fácil ser candidato popular, ni cuando ha gobernado arriba el PSOE ni cuando lo ha hecho Aznar o Rajoy. Pero quiénes son hoy los «grandes líderes» de la política en España, en todas sus atalayas institucionales o partidistas. El CIS una y otra vez advierte de que el perfil sociológico medio de los votantes españoles anda en el centro y de ahí a la izquierda. En Andalucía más. El perfil de Moreno, guste más o guste menos, es mucho más moderado que el de Casado, lleva ya años pateándose esto y bregándose el parlamento. Los carismas de quienes no tienen el poder son, muchas veces, futuribles. Y, para quienes votan por la foto, Moreno es igual de feo que Casado o que los demás. O igual de guapo/guapa, o más. Mi madre votó a Suárez por eso, por guapo, además de por no votar algo que no fuera «el centro» con los miedos de la posguerra y la obediencia del franquismo en sus venas. Y luego por guapo votó a Felipe, ya perdido el miedo, aunque una parte le duró siempre.

Qui lo sá

No sé cuántos ciudadanos votan aún por guapo o guapa. O por bravucón, límite, millonario y populista como a Trump. Tampoco si se vota más a mujeres que a hombres y si lo hacen en función del género de quien vota. He estado releyendo los sondeos del CIS y no terminan de ser aplastantes los resultados ni inciden en algunas de estas variables que pueden parecer frívolas (deberían serlo) pero determinan votos y votantes como las audiencias de Sálvame. Veremos cuánto le dura el efecto Rivera a Marín y si ha generado efecto propio, lo que tan ahombrado al fulgor de Susana Díaz durante estos años parece poco probable. Y cuántos y quiénes votarán a Teresa Rodríguez, cuyos atractivos humanos deben trascender los, a priori, limitados de su tribu política, abrazada a un generoso y bravo Maíllo. Bueno, en realidad es que yo no sé. Y también... Porque hoy es Sábado.