Es muy justa la celebración, en el rango más alto, del 13º centenario de la batalla de Covadonga, pues con ella nacería un Reino, el de Asturias, que duró dos siglos y luego se proyectó en el de León, decisivo en la configuración de lo que, pasando por la unión dinástica con Castilla, y la unión luego de esta con Aragón, acabaría dando España. Evitemos el absoluto dislate de pensar que, siguiendo río arriba el curso de la España resultante de la Reconquista, se llega sólo a Covadonga, pues son varios brazos de río los que se juntan (sin llegar a mezclarse nunca del todo), y el de la Corona de Aragón, con el Condado de Barcelona junto pero no revuelto, es de enorme caudal, sin ignorar, claro, la formidable potencia de la conquistada Al-Andalus. No debería hacer falta recordar todo esto, pero el covadonguismo "no ve sebe" (dicho asturiano: no respetar límites) y luego pasa lo que pasa.