Nuestra derecha ha encontrado un nuevo filón para acusar demagógicamente a los socialistas de estar sólo empeñados en destruir empleo.

A cuenta de la ruptura de un contrato de armamento con Arabia Saudí, acusa aquélla una vez más al Gobierno de Pedro Sánchez de haberse convertido en rehén de Podemos.

El Ejecutivo socialista paralizó la entrega a esa monarquía feudal de 400 bombas de precisión ante el temor de que su Ejército las emplease en la sangrienta guerra del Yemen.

Y ahora en los Astilleros de Cádiz temen que esa decisión de Madrid vaya a afectar a otro contrato con Riad para la construcción de cinco corbetas para su marina de guerra.

El presidente del Comité de empresa de Navantia calificó la decisión del Gobierno de Madrid de «craso error» por sus posibles repercusiones en ese otro contrato.

Arabia Saudí, que encabeza la coalición de países árabes que combate a los rebeldes hutíes del Yemen, ha sido acusada de cometer allí de crímenes de guerra por una larga serie de bombardeos aéreos que han segado la vida de numerosos civiles y niños.

Es cierto que en ese feroz conflicto que ya va por su tercer aniversario las dos partes pueden ser acusadas de lo mismo, aunque seguramente la mayor responsabilidad recae en este momento sobre Riad.

Varios gobiernos europeos, entre ellos también el alemán, se han comprometido a no enviar armas a zonas de conflicto, pero no dudan luego en incumplir sus compromisos ante la posibilidad de contratos suculentos.

Los Estados Unidos de Donald Trump no tienen siquiera ese tipo de escrúpulos formales como lo demuestran los últimos contratos de armamento logrados por el republicano.

Con la indecencia que la caracteriza, Trump se jactó recientemente ante el príncipe heredero saudí del volumen económico de la última venta y dijo en tono jocoso que el dinero que tendría que pagar Riad era sólo una «minucia» para tan rico aliado.

La tragedia es que en una provincia con tanto nivel de paro como es Cádiz, la construcción de buques de guerra parezca ser, si se exceptúa la participación en Airbus, una de las pocas industrias generadoras de empleo.

El turismo es, como se sabe, estacional, y los trabajadores de ese sector están sometidos a contratos basura y limitados en el tiempo.

Tiene razón el alcalde gaditano, José María González, al hacer un llamamiento al Gobierno central para que ponga en marcha un nuevo modelo productivo para Cádiz y su bahía.

Un modelo que no dependa exclusivamente en la industria militar, sino que se base, por ejemplo, en las energías de futuro como son las renovables.

No puede ser que para poder comer, los trabajadores se vean obligados a fabricar armas que matarán a civiles sólo porque las renovables no han encontrado hasta ahora más que trabas administrativas y legales. Y ello en un país de sol y de viento en abundancia.