Es casi seguro que buena parte de trabajos de fin de carrera y tesis doctorales de reconocidos intelectuales, algún Nobel incluido, contengan plagios de los que nunca se sabrá. El problema está en la técnica. Cuando el plagiario tenía que leer y escribir algo tomado de un libro o revista raros, había un trabajo por medio, que al menos implicaba cierta asimilación mental de lo trascrito. Por otra parte, puesto a escribir, cambiaría algo. El riesgo de denuncia del plagiado era ínfimo. Desde que existe el ´copiar y pegar´ el plagiario ya ni se molesta en asimilar lo que plagia. Pero toda ventaja tiene su contrapartida, y está en el ´buscar´: basta poner en el buscador un párrafo algo complejo del plagiario para que salga el texto del que procede. Así que, estimados plagiarios educados por pantalla, si queréis hacer carrera sin ideas propias tomad ejemplo de los prohombres de otro tiempo.