Suele hablarse de ´clase política´, pero lo cierto es que como tal clase es un desastre. No digo que sean un desastre los políticos, sino que lo son como clase, no funcionan como una de verdad, defendiendo un mínimo común denominador de intereses, aunque compitan entre ellos en todo lo demás. Buena prueba es el actual debate sobre los títulos, del que sólo cabe esperar un empobrecimiento aún mayor del aprecio social hacia los políticos, sin dejar uno. Puestos a emporcarse entre ellos, buscándose manchas y lamparones, pueden acabar todos en el basurero, unos en la rebusca y otros como basura. No digo que debieran taparse unos a otros, ni muchísimo menos, pero sí dedicar más su tiempo y su ocupación a discurrir y acordar sobre asuntos como el de las pensiones. Entonces verían subir su cotización. Si no lo hacen por sentido de responsabilidad háganlo al menos por sentido de clase.