Pablo Casado dice y afirma sin rubor que no hay nada de nada, que su investigación (antes imputación) será anulada por el Tribunal Supremo; que su caso de máster premiado por activa y por pasiva no tiene más recorrido y seguirá al frente del PP con intención de ganar las próximas elecciones. No le falta razón y en el argumentario del PP dejan bien claro que su caso no es el mismo que ha expulsado de la política a la hasta poco ministra de Sanidad, Carmen Montón. No es lo mismo, cierto; es peor Pablo Casado está tocado del ala y su vuelo no llegará muy lejos, entre otros motivos porque su caso será, erre que erre, el eterno machaqueo con el que habrá de dormirse y levantarse. Puede que, como dicen en el PP, no tenga mucho recorrido, pero la ética le seguirá persiguiendo, siquiera sea porque su máster está trufado de tantas irregularidades que terminará por llevarlo colgado como el sambenito que nunca le abandonará. Casado, a la vista de la dimisión de Montón, no tendrá más remedio que dimitir y, entonces, será la hora de abrir de nuevo el melón de quién lidera el PP, una vez que Soraya Sáenz de Santamaría tiró la toalla al renunciar a su escaño en el Congreso. No sé porqué pero me da el tufillo de que Soraya intuye que el Tribunal Supremo dará carpetazo a la investigación abierta al caso Casado. Lo que es impresentable es la descarada maniobra de Albert Rivera que ante la caída permanente de Ciudadanos en las encuestas (ver la de Celeste en Plural.es) se lanza a la yugular de Pedro Sánchez echando dudas sobre su tesis doctoral. Nunca se vio tanta indignación en la cara del presidente y espetó a Rivera con dureza, buscando réditos políticos. «Mi tesis está registrada y es pública de acuerdo con la legislación vigente». La guerra sigue abierta y Rivera ha metido el cazo a ver que cazaba. De momento, parece que ha pinchado en hueso.

La renuncia de Carmen Montón era necesaria e inevitable sobre todo porque la exigencia en el ejercicio de la política requiere total transparencia y que no haya trampas o recovecos sobre los que justificar lo que es inadmisible en quienes deben ser ejemplo ante la ciudadanía. Y esta es la medicina que los socialistas quieren que se aplique Pablo Casado. Por lo que se oye, se lee y se escucha en aplicados líderes del PP local y nacional, nada de nada.

Como ha escrito El País, no existe un caso Montón, Casado o Cifuentes; «existe un caso Universidad Rey Juan Carlos». Los gestores de esta universidad y quienes han tenido responsabilidad en la gestión del Instituto de Derecho Público deben llegar al fondo del problema. La rectora de la Universidad de Granada y vicepresidente de la CRUE ha dicho, con razón, que el problema no es genérico al resto de las universidades públicas, pero ya es sabido que una manzana podrida puede terminar por extenderse. Ya es lamentable y verdaderamente incomprensible que los controles internos de la URJC ni los externos descubrieran que este Instituto era un pozo de corrupción, interesado tan sólo en el enriquecimiento y en las prebendas. Fallaron las inspecciones internas y externas y eso no puede permitirse; además del pronunciamiento de la justicia, se debe actuar en otros ámbitos y exigir responsabilidades.

Sabremos, más pronto que tarde, si los ciudadanos a la hora del voto castigan o no a los mentirosos. Las elecciones anticipadas están sobre la mesa. Tanto es así que Susana Díaz, como secretaria general de los socialistas andaluces, lleva unos días de toma de contacto con el equipo más cercano, entre otras personas con José Rodríguez de la Borbolla que como presidente del PSOE de Andalucía y por su trayectoria política algo (o mucho) tiene que decir. A Borbolla, con el rigor que le caracteriza y sus claros y rotundos planteamientos sobre el procés catalán y sus repercusiones en el resto de España, le avalan para poder expresar, sin tapujos, lo que piensa. No sé si será bueno convocar elecciones en Andalucía antes de Navidad y que se convierta en el banco de pruebas donde la derecha dirima quién le moja la oreja el uno al otro, o al revés.

P.D.- (1) Franco, el golpista y dictador, con cientos de miles asesinados, con un pueblo sumido en la miseria y el hambre en los años de la postguerra, saldrá del Valle de los Caídos. El PP y Ciudadanos, o sea la derecha, está en otra guerra. Lamentable.

(2) Navantia tendrá sus cinco corbetas, pero el pueblo yemení recibirá las bombas, made in Spain.