El estado del pensamiento en una sociedad puede evaluarse por su frontera de tabúes, una linea de puntos que une los temas sobre los que la gente, y en especial su núcleo pensante, elude pronunciarse. Tres ejemplos, en España: prostitución, suicidio, eutanasia. Un tabú suele manifestarse como silencio, y dar lugar, en el orden legal, a una tierra de nadie. Ahora, por alguna razón, parece que se están levantando las barreras: debate sobre una eventual ilegalización de la prostitución, tratamiento epidemiológico-sanitario del suicidio, legalización de una cierta eutanasia. Se trata de material polémico de alto voltaje y riesgo claro de electrocución, nada que ver con los meros calambres de los debates al uso. En lo tres temas subyace, entre otras, una dialéctica entre libertad individual y orden social. Será una prueba de vida para nuestra elite intelectual; o sea, se verá si existe.