Abrir la red social Twitter y encontrar un sinfín de publicaciones de usuarios desconocidos y tuits de hace tiempo tiene los días contados. La red social del pajarito, en un intento de tomar las riendas de una comunidad descontrolada y afectada por las noticias falsas, permite a los usuarios volver al orden cronológico de los contenidos. Twitter ya no dejará en manos de un algoritmo las decisiones. Ya no se fía. "Nos vimos mal equipados para la inmensidad de los problemas que detectamos. Abuso, acoso, ejércitos de trolls, propaganda a través de bots, campañas de desinformación€ esto no es una plaza pública sana y asumimos la responsabilidad completa de arreglarlo". Con estas palabras justificó Jack Dorsey, director general de Twitter, a principios de mes la injerencia de su comunidad durante las elecciones estadounidenses de 2016, durante una nueva ronda de comparecencias ante el Congreso de Estados Unidos. El primer movimiento para "arreglar" Twitter es modificar el algoritmo encargado de mostrar contenidos en el "timeline" de los usuarios y dejarles a ellos la potestad de decidir qué ver. En 2016, dejó en manos de un robot los contenidos que aparecían nada más abrir la publicación. Entonces se mezclaban los contenidos populares, con tuits antiguos y mensajes marcados como favoritos por otros usuarios. El objetivo de este batiburrillo era mostrar un balance entre lo más destacado y lo más comentado pero "a veces el balance no fue real", admitió Twitter en una serie de tuits publicados de madrugada en su perfil. La red social explica que se ha dado cuenta que a muchos usuarios no le gustan estos cambios y les da la opción de habilitar la antigua línea temporal en las próximas semanas. Es decir, se podrán volver a ver los tuits ordenados del más antiguo al más reciente. El algoritmo seguirá trabajando, pero más controlado. El usuario podrá activar la opción "Mostrar los mejores Tweets primero" para que el robot de Twitter le dé prioridad al contenido que crea que puede gustarle. El motivo de este cambio parece estar relacionado con las medidas que prepara la red social para controlar su cortijo. Sin un algoritmo que domine la red social es más fácil cercar la propagación de mensajes de odio o contenido falso porque su difusión se basa, precisamente, en su capacidad para conseguir interacciones (gracias a perfiles falsos) para salir entre las "noticias" más populares. La cantidad de noticias falsas que se propagaron a través de Facebook y Twitter aumentaron de forma considerable desde 2015 hasta después de las elecciones de 2016, según un estudio realizado por la Universidad de Standford y de Nueva York. En la red social de Mark Zuckerberg se citaron durante este período más de 70 millones de noticias falsas cada mes; mientras que Twitter, enlazó a contenidos fraudulentos entre 4 y 6 millones de veces al mes.