Aquí estamos. Todos esperando a que Susana Díaz convoque elecciones. Tal vez en el día menos esperado, que es el que esperamos todos. Las agencias lanzan textos de balance de la legislatura, los partidos elaboran sus listas electorales, los informativos de la tele especulan y los cámaras hacen guardia cada vez que la presidenta tiene un acto. Por si salta la liebre. Las liebres es lo que tienen, están tranquilas y de repente saltan y si no estás atento se te escapan. Parece que vuelan. Esta liebre va a saltar en cualquier momento en acrobacia inopinada y va a ir a posarse en una fecha del calendario correspondiente al año en curso.

Escribir sobre cuándo van a ser las elecciones es hacer oposiciones (oposiciones, no un máster) a equivocarse, dado que podría estar uno manchando el folio y en el mismo momento Díaz convocando. Las elecciones siempre dan vidilla. El primero que dijo que «las elecciones son la fiesta de la democracia» fue un poeta, un artista, un alguien con talento para el tropo. Después de él, o ella, ya todos nos limitamos a repetir y copiar. La fiesta de la democracia. Como nos descuidemos cae la tal fiesta casi en las fiestas navideñas o en las fiestas de la Inmaculada y la Constitución. También pueden ser antes. Colocar unas elecciones en el calendario no ha de ser fácil. Se quedan ahí para siempre. E imagínate que te equivocas. Es como elegir sitio en casa para un jarrón pero a sabiendas de que no lo podrás quitar nunca de donde lo coloques. No me extraña que haya tanta gente que odie o rompa los jarrones.

El PSOE andaluz ya tiene engrasada su maquinaria electoral, frase esta que se repite desde hace treinta años y que siempre es cierta, la digas cuando la digas. La puedes decir el 3 de junio de 1982, a primeros de enero de 2005, hoy, mañana o en tu cumpleaños de 2016. Da igual. Lo que ha cambiado es la oposición. Adelante Andalucía parece fuerte. Ya practican el paracaidismo, como los partidos de toda la vida (Teresa Rodríguez por MálagaTeresa Rodríguez). Lo que no quita para que sea una candidata potente y una buena jugada en clave interna (Maíllo por Sevilla). Ciudadanos aspira a gobernar. También a que el asunto territorial, catalán, secesionista, patriótico esté en todo el centro de la agenda política y así sus candidaturas suban. Javier Imbroda de uno por Málaga es también un puntazo para los amantes de la camiseta naranja. Para Moreno Bonilla (PP) esta puede ser su última oportunidad. Su sueño es sumar mayoría con Ciudadanos. Si de estas no va a San Telmo lo mandan a coger liebres.