El grupo socialista en el Ayuntamiento de Málaga exigió, con éxito y oportunidad, la vuelta de las 35 horas semanales para los empleados municipales. Se aprobó.

Sin duda, lo que Daniel Pérez, portavoz socialista, pretendía con esto es a ver si fuera posible que el alcalde sólo trabajara 35 horas. Que tuviera menos ocurrencias. Las de Pérez, las ocurrencias, ideas o iniciativas, también son abundantes, día sí, día también. Parece que él la jornada que se aplica es la de las 24 horas diarias. Conviene descansar. Más que nada porque las ideas se amontonan y queman y se pierden. Y a veces corren el riesgo de convertirse en bandazos. La Mundial, el escándalo de Urbanismo, los barrios, las plusvalías, la torre del puerto... Málaga es muy grande, pero las ganas de salir en los titulares, de todos, es aún mayor. Y la capacidad de los medios y las redes sociales para devorar temas es aún más pasmosa, cruenta, rauda, rápida, hastiante a veces. 35 horas. No será en Urbanismo, donde los políticos, dos sobre todo, han aplicado, con la desidia de De la Torre, la política de trabajar sin descanso por el caos. Expedientes sin tramitar, sanciones sin ejecutar, injerencias, órdenes a los técnicos. Chanchullos city, en suma, todos los días de la semana. 35 horas. En otras administraciones ya las disfrutan. Bueno, queremos decir que disfrutan el tiempo libre, abundante, que deja el trabajar 35 horas a la semana. Los que trabajamos en la empresa privada no podemos por menos que morirnos de envidia. De hambre también. Un decreto ley derogó en 2011 lo que sin duda es un derecho consolidado: una jornada que no convierta la vida en sacrificio. Que permita conciliar, dormir, cultivar el ocio, ir al cine, fornicar con menos prisas y en más posturas, hacerle los deberes al zagal, labrarse un porvenir como experto en enología, leer y leer o lo que uno quiera, sin descartar hacer un máster o ampliar la colección de sellos peruanos. Se derogó, decimos y se pasó a imponer las 37,5 horas. No por eso ha progresado más el país, aquejado de absentismo y presentismo y de gente que opina que sólo calentando el sillón en una oficina desde las ocho se trabaja o rinde. Vuelva usted mañana. Aquí no es. Le falta una poliza. Es en la otra ventanilla. Hágalo por internet.

La izquierda ha estado siempre a favor. La derecha , ahora en Málaga , también.

Y Ciudadanos. Bueno, Ciudadanos es la derecha . La reforma se debatió en comisión, aunque ya saben ustedes que (una comisión) no es ni mucho menos el sitio óptimo para arreglar nada. Daniel Pérez ha estado hábil y va a ganar el aprecio de muchos empleados municipales. Pero lo que él quiere es su voto. Claro! y hace bien. También lo quiere el alcalde, que por eso ha congelado las ordenanzas fiscales, invierte ahora en los barrios, cede solares , se hace foto de biciclista dominguero o concede las 35 como las concedería un virrey regordote y condescendiente. O como concedería las cosas Susana Díaz, que aprobará una millonada para la Dependencia. Bien. Antes de convocar elecciones. Ojalá hubiera elecciones todos los años. O 35 veces al año.