La historia ficción es juego de riesgo, pero probemos: el 1 de octubre de 2017, y ante la total inhibición de los Mossos, la Policía Nacional y la Guardia Civil se limitan a una intervención de guante blanco, sin cargas ni enfrentarse a los CDR que han tomado los colegios. No hay contusionados, pero, pese a la falta de garantías de la votación, el que ésta haya tenido lugar y la abrumadora mayoría de síes hacen que los convocantes consideren revalidada la proclamación por el Parlament de la República Catalana, y que el independentismo tome de nuevo la calle para refrendar de modo físico esa proclamación, tras la que la bandera estelada ondea en una mayoría de ayuntamientos. A pesar de la activación del 155 por el Gobierno, Catalunya pasa a vivir así una doble legalidad, que obliga al Estado, para reponer la Ley, a una intervención más drástica, con fuerte violencia de parte y parte.