El Hotel Savoy de Londres fue el primer hotel de gran lujo que se construyó en el Reino Unido. Desde agosto de 1889 no dejó de ser un hotel espléndido; que brilla con la serenidad que da el sentirse uno de los elegidos en el firmamento de los grandes hoteles de la capital británica. Desde los tiempos de la Belle Époque hasta el día de hoy.

Allí trabajaron hace ya muchos años mis buenos amigos los hoteleros Julian Payne y su esposa, Judith Dagworthy. Forman ambos una pareja intelectualmente formidable. Los conozco desde hace tanto tiempo que cuando leí en una de las novelas de Iris Murdoch aquello de que un buen matrimonio era como un espléndido ser con dos cabezas pensé inmediatamente en ellos. En el Savoy también trabajaron todos y cada uno de los 200 miembros actuales de la ilustre asociación de Los Gastrónomos del Savoy, la que desde hace 47 años lleva el nombre del augusto y admirado hotel londinense.

Julian Payne fue el fundador de esta ´Amicale´ y en muchos aspectos su ´alma mater´, siempre al lado de Judith, en el día a día de esta singular y hasta cierto punto indispensable asociación a la que han pertenecido y pertenecen grandes hoteleros de 44 países. Tan sólo tienen que cumplir un requisito para poder pertenecer a ella: haber trabajado en la Recepción del Savoy. En el Reino Unido, ni Su Majestad la Reina tiene poder para saltarse esa condición. No deja de ser oportuno el reconocer que en estos tiempos de infladas valoraciones de algunos muy buenos cocineros, cuyos méritos y arte soy el primero en admirar, la importancia del departamento de recepción en los grandes hoteles se ha eclipsado ante la opinión pública. Injustamente, cuando la recepción fue tantas veces la antesala indispensable para poder acceder a un puesto de responsabilidad en la dirección de un gran hotel.

La larga e ilustre cadena de los presidentes de Los Gastrónomos del Savoy tiene en su eslabón actual a un brillante y joven hotelero hispano-alemán: el conde Friedrich von Schönburg-Glauchau, hijo de dos grandes personajes: Su Alteza Imperial la princesa María Luisa de Prusia y el conde Rudolf von Schönburg-Glauchau. El conde Rudi, el famoso hotelero que hizo posible el Marbella Club. Junto a su primo, el príncipe Alfonso de Hohenlohe. A los que la España turística y la ciudad de Marbella deben tanto.

Creo que en muchos aspectos la noche del pasado 29 de septiembre fue memorable. No solo por ser la festividad de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael por los que siento especial devoción. Sino por celebrarse esa noche en los jardines del legendario Marbella Club la 47ª reunión y cena anual de los Gastrónomos del Savoy. Mi esposa y yo tuvimos el inmenso honor de ser unos de los invitados y por lo tanto puedo dar fe de ello. La magia de una cena de gala perfecta en el marco de un jardín excepcional por su perfección y su belleza, con una brillante presencia de grandes hoteleros, entre los que se encontraban el fundador, Julian Payne y su esposa, Judith Dagworthy. Dentro del marco de los saberes y los sabores del Marbella Club, uno de los mejores hoteles de Europa.

Fue emocionante el momento en el que el nuevo presidente, el conde Friedrich von Schönburg-Glauchau, propuso al final de la cena un brindis en honor del Rey de España. Lógicamente seguido, como no podía ser de otra forma, por el ´Loyal Toast´ en honor de la Reina de Inglaterra. Vaya mi modesta enhorabuena al nuevo presidente de los Gastrónomos del Savoy. Ya convertido, como siempre lo fue su ilustre padre, en un futuro maestro de maestros.