Puesto a buscar ejemplos en los que hayamos dejado hitos de relieve universal, Pablo Casado podría mirar dentro de casa, y poner en valor el curioso liberalismo político español, tan obsesionado en las libertades económicas como contrario a las libertades personales. Pronto tendremos ocasión de presenciar un nuevo alarde de ese engendro ideológico, cuando se debata el proyecto de ley de eutanasia, al que ya han anunciado enmienda de totalidad. Casado ha desbloqueado la tramitación del proyecto para tener ocasión de sacar pecho y darle gusto a su parroquia, pero tal vez no reúna tantos feligreses como piensa, pues probablemente la sociedad española tenga ya un consenso formado sobre la necesidad de dar el paso, empezando por los supuestos más evidentes. Incluso, en algunos de dichos supuestos, será (una vez más) hacer normal oficialmente lo que es normal en la vida real.