A ver si no se va a morir nadie. Los españoles tendrán una esperanza de vida de 85,8 años en 2040, lo que convertirá a España en el país con mayor esperanza de vida del mundo, según un estudio de la Universidad de Washington. Los españoles hemos demostrado siempre una tozudez por vivir, sobrevivir, a pesar de nuestros gobernantes, que se empeñan en hacernos la vida más difícil si bien no logran hacérnosla más corta.

La gente se muere cada vez más tarde, al menos en España. Al menos a decir de la Universidad de Washington. Sin embargo, las páginas de esquelas no dejan de estar nutridas. Lo malo de vivir mucho es que eres más viejo más tiempo, lo cual no lo he descubierto yo. Por dos razones: no soy tan viejo y ya otros escritores lo han dicho mejor y mucho antes. Mucho antes incluso de que los españoles se murieran a los 85 y pico. De todas formas ya saben lo injusto de las estadísticas y todos conocemos decesos de gente en la flor de la vida, así es la parca de injusta e inoportuna. Mientras hay vida hay esperanza, nos dice el viejo refrán. En España esa esperanza es de 85,8 años, o sea, un tiempo más que suficiente para sobrevivir a una pausa publicitaria de una película en una televisión privada. Suficiente tiempo como para que el mundo cambie una barbaridad.

El objetivo del que esto suscribe es llegar a 2040, año en el que tendré una edad propicia para dejar el balompié dominical y el intento de trote callejero algunas mañanas pero que sin duda podría pillarme en plenas facultades para vivir otros veinte años más, si es que la Universidad de Washington no hace otro estudio y se desdice. Los españoles vivimos ahora una media de 82,9 años. Sólo Japón, Suiza y Singapur nos superan. No veo muchos patrones de vida común entre esos tres países, aunque bien es cierto que los tres están lejos de España. Dos son asiáticos (mucho pescado y arroz) y uno nunca se mete en líos. En España a veces complicamos mucho el arroz, tomamos hamburguesas en vez de pescado y sí somos dados a líos, golpes de estado, guerras, levantamientos, invasiones, descubrimientos, etc. A veces con razón y a veces sin ellas pero líos al fin y al cabo. Pues ni por esa vivimos menos, dado que la costumbre de segar una generación en el campo de batalla cada cierto tiempo no nos es ajena a los españoles.

Ya estamos tardando en responder o preguntarnos quién va a pagar las pensiones. Seguramente los jóvenes de setenta años, que estarán como una rosa. O haciendo estudios en Washington.