Dice el dicho que un tonto coge un camino, que el camino puede acabar, pero que el tonto sigue. Otra forma de decir lo mismo es la del perro que se aferra al hueso y no hay forma de que lo suelte aunque se le haga ver que no hay carnecilla que morder, y qué, dirá el can, pero hay hueso. Pues lo mismo. Lo mismo con la historia de Pedro Sánchez que se equivocó -por ególatra, porque en realidad quiere ser el rey y el jefe de Estado, y el amo de la pista, y el que siembra y corta las lechugas- en la recepción que dieron los reyes a las autoridades después del desfile de las Fuerzas Armadas el 12 de octubre. La imagen del presidente acompañado de su esposa, Begoña Gómez, la «otra okupa» de la Moncloa, deteniéndose junto a los monarcas en vez de seguir su camino, ha sido lo que ha quedado de ese bravo despliegue marcial, de esa imagen de potencia con corderos que marcan el paso legionario. Un comunicado de Moncloa, y sobre todo de la Casa del Rey, justificó el error diciendo que el presidente y su esposa siguieron en todo momento las indicaciones dadas, es decir, permanecer junto a Felipe VI y Letizia Ortiz para una foto con otras autoridades del Estado, pero que se inició el besamanos sin poderse hacer esa foto. Bah, ¿qué importa eso, a quién le importa esa puta verdad? Lo que cuenta es que «este tío es un tonto» con afán de protagonismo. El mal ya estaba hecho. Las redes sociales empezaron su carrera imparable. Algunos tertulianos, ciegos, y sordos a todo posible cambio de opinión, seguían propalando el bulo de que «este tío es tonto». La escritora Elvira Lindo explicaba la cosa echando mano de la importancia, simple y sutil, que esconden dos consonantes, la c y la k. No es lo mismo «ocupa» que «okupa» en el imaginario colectivo. La derecha «ocupa» la Moncloa, la izquierda, aunque llegue a ese palacio de forma legal, siempre «okupa» ese caserón que representa el poder. Los gritos de la peña, española y muy española, contra Pedro Sánchez cuando llegó al lugar del desfile del Día de la Fiesta Nacional, van en esa dirección. El mantra es que está en el Gobierno, en la Moncloa, como okupa, arrinconando la verdad -llegó de forma más que legítima, democrática, según nuestras leyes- porque no sólo no interesa sino que es una putada, un estorbo, una jodienda en el discurso. O sea, un tonto coge un camino…La «prueva» de Sastre

La nueva TVE, sí, hay que decirlo así a pesar de que otro mantra da codazos con ímpetu para que no se instale la idea, abrió los informativos no sólo con el error de protocolo sino con los abucheos al presidente, como es lógico. Ni una edición del Telediario privó a la audiencia de esas imágenes, de esos sonidos, incluso esta semana, en la tertulia de Los desayunos, ahora en manos de un Xavier Fortes que ennoblece lo que uno entiende por periodismo y desde luego por servicio público, y que está llevando los datos de esa audiencia a cotas que superan la etapa oscura de manifiesta manipulación y seguidismo al Gobierno del PP del olvidable Sergio Martín, también se hizo eco de esa noticia. A pesar de ser una realidad, una verdad demostrable, a los cínicos cantamañanas que saca el PP para ladrar contra la nueva RTVE, les importa un higo revenido porque así, si de nuevo ocuparan el timón de esa querida barca, se sentirían legitimados para volver a sus andadas. No pueden reconocer que hoy se están corrigiendo los graves desmanes de la etapa aciaga de José Antonio Sánchez como presidente de la Corporación. Es más, hay un grupito de altos cargos, de responsables de área de informativos, de presentadores que fueron destituidos, que se rebelan con rabia contra la nueva situación. La caradura y la falta de honestidad y desvergüenza llega, en los últimos días, de la exsubdirectora de informativos Carmen Sastre, que se pone la lupa para detectar irregularidades y, como una liebre que ama la excelencia, se mofa de un fallo en la rotulación de una noticia -Trapero y los otros tres investigados volverán a declarar por nuevas «pruevas» de la fiscalía-, culpando al nuevo equipo de la falta ortográfica, fallo que, oh, se cometió en 2017, cuando la propia Carmen Sastre era responsable del Telediario. Sobre el asunto, para que la verdad no escape y se diluya en el marasmo de las putas «fake news», la periodista de TVE Alicia Gómez Montano -directora de Informe Semanal desde 2007 a 2012, ahora redactora de En portada- respondía a su colega, eso ocurría «hace un año, cuando @Carmensastre12 era la subdirectora de informativos. Me parece un espanto que salgan faltas de ortografía pero aún peor engañar a la gente». Bah, la verdad, ¿qué es la verdad?Planeta Romeo

Que se lo pregunten a Íker Jiménez, el de ojillos pequeñitos como alfileres, el de boquita sumida como un agujero negro por donde se cuela todo vestigio de certeza y fiabilidad a pesar de que él se toma muy en serio las fantasías de Cuarto milenio, de espaldas a la verdad como una trola que corre a la velocidad de la luz por los barrios más peligrosos de internet. Un tonto coge un camino… Incluso la que parece más viva que nunca sin dejar de ser una pobre zombi, la excelentísima doña Aramís Fuster -no tendrá para comer, pero ella no sale de casa sin siete u ocho pelucas por si acaso un Leslie encabritado, una necia Tejerina del PP hablando mal de los niños andaluces, un manotazo en el plató de Gran Hermano-, ha vivido de eso, de las bonitas mentiras, de la verdad como objeto decorativo -en cuanto el cretino Donald Trump se entere de que la dama de chichi pelado alarga penes con sólo desearlo, está organizando un viaje de Estado que deja turulato a Pablo «Aznarín» Casado, y a los de VOX con el pito de un bebé-. Eh , eh, pide paso Jorge Javier Vázquez, que dice que está harto de que le pregunten que cuánto le mide, que qué le va, que qué busca, y que si es activo o pasivo, preguntas formulario que se hacen en webs para ligar. Pues nada, Jorge, qué se puede decir, pues mentir. A quién le importa la verdad en Grindr, Planeta Romeo o Meetic. Bah, la verdad, ¿qué es la verdad?

La guinda

Chicote de oro

Hay lingotes de oro, y luego está Alberto Chicote, que convierte las audiencias que toca en oro, y sus denuncias en trepidantes casos para investigar. El miércoles estrenó en La Sexta ¿Te lo vas a comer? Se fue a ver qué les daban a los ancianos de una residencia de Babilafuente, en Salamanca, y tuvo que salir por patas en medio de una estruendosa cacerolada. ¿La comida? Ni para perros. Chicote es de nuevo el terror de las cocinas.