¿Cuántos de esos libros que muchos líderes y liderillos políticos, estén en campaña o no, publican como suyos han sido escritos de verdad por ellos? Hay muchas clases de negros, el que está detrás de un escritor con las neuronas jubiladas o en sequía, el que le hace a alguien un trabajo académico, o lo ayuda, para que ese alguien lo firme, y el que le pone letra o música, o las dos cosas, al texto de un político que quiere salir de pavo real a escena. A Pedro Sánchez le buscan un supuesto negro debajo de la cama, pero políticos de renombre, ágrafos de toda la vida, con negro evidente, los hay casi a patadas. Así que si se levanta la veda del negro puede quedar diezmada la formación. Por cierto, busquemos cuando antes otro nombre para nombrar al negro literario, pues ya está bien de que todo lo malo se asocie al negro, encima de haber sido pobre, esclavo, explotado y apaleado.