Dentro de la interminable capacidad de engaño que ha acreditado el independentismo se inscribe su campaña contra los jueces (nadie dude de que de una campaña se trata). La razón del encono es sencilla: al final son los tribunales los que han parado el pronunciamiento, el "golpe" o como se quiera llamar, por lo que debilitar al Poder Judical es una estrategia necesaria en un contexto de confrontación. Ahora bien, el engaño reside en ocultar de forma artera que los jueces no han venido haciendo otra cosa que aplicar la Ley, violada de forma clara el 27 de septiembre y el 1 de octubre de 2017. Este es el asunto crucial: se ha querido violar la Constitución, el Estatut y las leyes que enmarcan. Esa rebeldía frente a las leyes vigentes en España y Catalunya todavía prosigue. Es necesario hablar, negociar, distender, como ahora se viene haciendo, pero sin olvidar los hechos.