El Giro de 2019, que se correrá del 11 de mayo al 2 de junio, se disputará casi completamente en Italia, después del comienzo del año pasado en Israel, y homenajeará al polímata Leonardo de Vinci y al ciclista Fausto Coppi, pasando por intensas subidas que marcaron la leyenda de la carrera rosa.

Será uno de los Giro más duros de las últimas ediciones, con subidas míticas, y una etapa reina donde se ascenderá a los poderosos Gavia y Mortirolo. El recorrido de la 102 edición del Giro, que fue dado a conocer este miércoles con un evento organizado en Milán, empezará y concluirá con dos pruebas contrarreloj: la primera en Bolonia, y la última en Verona, con línea de meta en la icónica Arena.

Será un Giro moderno, con tres pruebas contra el crono, siete finales en alto y las dificultades montañosas más exigentes de los últimos años, cuya presentación contó con el vigente campeón, el británico Chris Froome, que todavía no despejó las dudas sobre su participación.

Bolonia, capital de la región Emilia Romagna, será el teatro del arranque de un Giro que prevé unas primeras etapas sin largas subidas y que el tercer día pasará por el municipio de Vinci para homenajear a Leonardo, en el 500 aniversario de su fallecimiento.

La primera parte del Giro favorecerá a priori los velocistas, con un recorrido que dejará Emilia Romagna para moverse hacia Toscana y llegar a los Castelli Romani, unos cerros en las afueras de Roma (Lazio).

Los corredores también pasarán por L´Aquila, en los Abruzos, cuando se cumplirán diez años del terremoto que sacudió el centro de Italia en 2009 provocando 309 muertos y miles de heridos.

Tras la primera semana y una etapa completamente plana entre Ravenna y Módena, las dificultades montañosas empezarán a apoderarse del Giro.

Así, la duodécima etapa se correrá entre las norteñas Cuneo y Pinerolo. El recorrido será breve, con 146 kilómetros, pero muy intenso, con una doble subida al Muro de Acaja (20 % de pendiente) y la escalada al Montoso, puerto de montaña de primera categoría.

Esa etapa está dedicada al italiano Fausto Coppi, que en 1949 fue protagonista de una fuga histórica en solitario, que le permitió ganar la etapa con más de once minutos de ventaja sobre su rival Gino Bartali.

El Giro se moverá hacia el norte y la decimocuarta etapa llegará hacia el Monte Blanco, con una etapa entre Saint Vincent y Courmayeur y 4.000 metros de desnivel. Las subidas a Verrayes, Verrogne, Truc d'Arbe (Combes) y al Colle San Carlo se presentarán en rápida sucesión, lo que requerirá el máximo esfuerzo a los ciclistas.

La segunda semana de competición concluirá en Como, donde hace pocas semanas se coronó el francés Thibaut Pinot en Il Lombardía, con unas escaladas al Colma de Sormano, aunque sin el temible «Muro», el Civiglio y el San Fermo. Tras un día de descanso, el pelotón se desplazará hacia Lovere para una etapa que prevé 5.700 metros de desnivel, incluida la subida al Gavia, la cima Coppi de esta edición con sus 2.618 metros de altura, y al icónico Mortirolo.

La exigencia de esta etapa fue destacada también por Froome, que informó de que en los últimos tiempos estuvo entrenándose en esas zonas. El último esfuerzo de montaña se registrará en la penúltima etapa, cuando los corredores recorrerán los Dolomitas, con subidas al Cima Campo, Passo Manghen, Passo Rolle y escalada final al Monte Avena, con un desnivel total de unos 5.000 metros.

Será la última ocasión para que los escaladores tomen ventaja antes de que el Giro concluya en Verona, con una contrarreloj de 15.7 kilómetros que premiará al campeón en la arena, donde la carrera rosa no se cerraba desde 2010, cuando ganó el sueco Gustav Larsson.