Inglaterra le tiene cada vez más miedo al Brexit. Aquella broma de una Noche de San Juan, la de 2016, tendrá un coste muchísimo mayor de lo que imaginaban los sufridos ciudadanos británicos. Muchos ya se habían quejado de su error, con manifestaciones multitudinarias, tras ver todo el peso que la libra ha perdido en estos dos años y pico.

Pero ahora está en la calle otro debate en el que ellos tampoco habían reparado. Que su poderosísima Liga de fútbol pueda tener a partir de ahora las puertas cerradas a la incorporación de futuros jugadores comunitarios podría generar aún más presión social contra la inminente salida de la Unión Europea, prevista para el próximo marzo.

Aquí en España tenemos sobrada experiencia en eso de convocar movilizaciones ciudadanas por el descenso de mi equipo, incluso antes que por la deriva que tomaban, por ejemplo, las cifras del desempleo. Se puede vivir sin pan, pero no sin circo. De la Roma imperial a nuestros días la evolución ha sido así de mínima.

Coincide el Brexit con el momento en el que más español habla Londres. Anoche el Chelsea tenía sobre el césped, cuando el árbitro pitó el final, a la friolera de seis jugadores españoles. Más de la mitad. Un dato para la historia que, con bastante probabilidad, no pueda volver a repetirse a partir de la próxima temporada. La escuadra de la barriada londinense se impuso al Crystal Palace con un doblete de Álvaro Morata y un tercer tanto de Pedro. De inicio también saltaron al campo el meta Kepa y los laterales Azpilicueta y Marcos Alonso. Y ya en la segunda mitad coincidió con todos ellos Cesc Fábregas.

Hubo ya un Arsenal-Middlesbrough, de hace dos campañas, con cinco titulares españoles en las filas visitantes: Valdés, Barragán, Ayala, Adama Traoré y Negredo. Ahí se registró otro récord, porque los gunners salieron con Monreal y Bellerín y luego Wenger dio entrada a Lucas Pérez. Hasta ocho españoles coincidieron juntos. Todavía menos probable que algo así vuelva a producirse, de confirmarse el adiós a ese mercado único por parte del Reino Unido.

Algún que otro club de la Premier League ya ha empezado a tomar medidas frente a lo que se le avecina. A Mauricio Pochettino lo escuchamos el pasado verano escudándose en el Brexit para justificar, ante la afición del Tottenham, la ausencia de nuevas incorporaciones. Y no es ninguna tontería lo de ahorrar en este momento. Porque en ese futuro ya fuera de la Unión Europea no es descabellado imaginar que los conjuntos ingleses estén obligados a disponer de dos plantillas si juegan en la Champions o en la Europea League.

Lo acabamos de ver en la Euroliga de baloncesto, con un Maccabi que en la Liga israelí tiene limitado el número de jugadores extranjeros. Como en la competición europea goza de la libertad que no le ofrece su liga doméstica, ha optado por disponer de dos planteles. Podría ser la única solución para que los clubes de Manchester, Chelsea, Liverpool o el propio Tottenham puedan competir en el mercado de fichajes con los millonarios Real Madrid, PSG o Barça.