Un clérigo de mi tierra, donde se blasfema bastante pero sin intención de ofender al cielo, dijo una vez que esas deposiciones eran en el fondo una muestra de fe en Dios. Se podría aplicar ésto al desprecio a los símbolos de la patria, como sonarse en una bandera. El que lo hace considera que la bandera representa algo tan respetable que sonarse en ella es una irrespetuosa provocación. Confieso que a mi la bandera monárquica (la constitucional) apenas me dice, y la tricolor republicana tampoco, pero son signos que tienen al menos el valor de las señales de tráfico, y por tanto hay que respetarlos. ¿Cuánto de respeto? No inferior al que merecen, por ejemplo, los colores de un equipo. Ni Dani Mateo, sonado en la bandera de España, ni Toni Soler, que en solidaridad lo ha hecho en una senyera, se atreverían a sonarse, respectivamente, en una camiseta del Madrid y en una del Barça.