La costa de la vida

La Costa del Sol es la costa de la vida. No de la muerte como algunos ‘plumillas’ quieren hacer creer a nivel nacional. Con programas populistas en una televisión privada a nivel nacional. La Costa del Sol, la costa de la vida, es probablemente el lugar turístico del mundo donde más sosiego, paz y tranquilidad existe. Miles de personas de España y Europa vienen a la Costa del Sol, costa de la vida, no sólo a pasar sus vacaciones sino a residir en nuestra Costa del Sol hasta el día de su fallecimiento. Compran sus casitas, apartamentos o chalets adosados, porque éstos jubilados -pensionistas europeos- saben que en la Costa del Sol alargan 10 o 20 años sus perspectivas de vida. Debido a nuestro clima, a nuestros productos y al calor emocional que damos los andaluces a todos los que vienen a nuestra tierra. Me sorprende que la Junta de Andalucía, diputaciones, ayuntamientos, sindicatos, asociaciones empresariales, así como las mancomunidades de la Costa del Sol no hayan hecho una repulsa pública ante un programa que lo único que pretende es popularidad y desprestigio para este paraíso del Mediterráneo. Costa del Sol, Costa de la Vida.

Bartolomé FloridoTorremolinos

NO TODA PALABRA ES UNA SEMILLA

La expresión ‘Hablando se entiende la gente’ es una frase hace tiempo acuñada que se usa regularmente tanto en el español común, en el román paladino, como en el español literario (sobre todo el de los novelistas, desde Fernán Caballero hasta Pereda, desde Cela hasta Vargas Llosa). Tanto en el lenguaje de la televisión (se recordará un programa de Tele 5, en los años noventa, dirigido por Tip y Coll, cuyo rótulo era «Hablando se entiende la gente»). Yo creo que ninguno de los dos casos es del todo cierto. Yo no sé si a usted le habrá pasado, pero cuando yo era aún más joven, mis padres no cesaban de darme buenos consejos: «no hagas esto, sé buena persona, sé trabajador, estudia, sé respetuoso con los mayores, etcétera». Pero a pesar de que ahora reconozco que tenían razón, antes no lo veía. Yo opino que no toda palabra es una semilla: solo es simiente la verdad. El que convence no es la cantidad de palabras, el tono, los sesudos argumentos… El que persuade es la verdad que uno pueda decir en cierto momento. El error consiste en querer ver de inmediato los resultados. Lo único necesario es que alguien tenga la valor de pronunciar su nombre. Después, si la semilla cae en buena tierra, ella sola crecerá y dará frutos...

Venancio Rodríguez SanzMálaga