Los que somos más viejos que la tos sabemos que la noche confundía a Dinio, cubano que se montó una sociedad anónima para contar guarradas imposibles con la lagarta Marujita Díaz, más ordinaria que Aramís Fuster, qué tiempos aquellos de televisión de finales del XX, cuando los platós se incendiaban con las pelucas de Marujita, salían chispas de la órbita desbocada de sus ojos, y los montajistas apenas daban abasto para ir contando inventos de una cadena a otra. Incluso TVE daba cancha a las historias de la estrambótica pareja. He recuperado unas imágenes de Corazón en las que Jose Toledo en marzo del año 2000, repito, marzo del año 2000, hablaba de un posible embarazo… ¿de Marujita?, no por dios, de la mujer de Rafa García, hermano gemelo de Dinio, un tipo que por aquellas fechas enseñaba el bacalao a las presas de la cárcel de Picassent. A lo que voy, que si a Dinio le confundía la noche a principios del XXI, a Antonio García Ferreras le confunde el directo, tanto directo, en su primer cuarto. Pues no que hace unos días va el ventilador humano de manos en acción y presenta al naranjito Albert Rivera como «Albert Rivera, líder de Podemos, diputado, buenas tardes». El diputado que no sabe si el centro está aquí o en su extrema derecha se colapsó y por poco hace como el hermano de Dinio, que para explicarse saca el badajo, le da unas vueltas, y se lo lía a la pata. Bueno, perdón, chiste malo, como algunos de Buenafuente, que ahora el de la naranja ciudadana anda un poco cojo -es lo que tiene el tenis, decía el otro día por las calles de Alsasua-, y a pesar de todo viajó al norte para incendiar las plazas seguido por las cámaras de las televisiones. Los políticos en fin de semana son un peligro, con lo monos que estarían en sus casas repantigados en el sofá dejándose lamer por el perro. No paran. Y luego nos dan la tabarra en el telediario con sus mensajitos inflamados de un nacionalismo estropajoso.

Dimisión en diferido

O al revés, y es cuando se le va la mano a la bandera a Dani Mateo y se suena la nariz en ella, y la lía parda. Hasta algunos anunciantes de El intermedio han movido el culo y han abandonado este informativo humorístico. Supongo que saben a qué me refiero, a la performance que hizo el cómico limpiándose los mocos «con el trapo» que tenía a mano y que tanto rechazo ha causado. El directo les confunde. Esa torpeza le ha valido que, entre otras marcas, la del modisto Álvaro Moreno deje de vestir a los presentadores de El intermedio. Quieto, quieto. ¿Dejar de vestir a los presentadores de El intermedio? ¿Me está diciendo el señor Moreno que a partir de ahora veremos a Wyoming en cueros vivos? No por dios, no hay bandera que aguante esa afrenta. Ni desmadre que se pueda generar en torno «al trapo». Ya ha salido el tonto del pueblo apagando el fuego con un bidón de gasolina en la mano. Nos llega de Ceuta, es nada menos que consejero de, atención, Educación y Cultura del gobierno del PP en la ciudad autónoma, y se llama Javier Celaya. Que dice el pelanas que le dará 1.000 euros al que le parta la cara a Dani Mateo. No hay bandera que justifique y ampare semejante desatino. A su manera, el lunes de esta semana, El Intermedio pidió perdón en directo. Muchacho, vuelvo a dar la cara por ti, dijo Wyoming con ironía, ¿se te ha pasado el resfriado de repente? De golpe, respondió Dani Mateo, ahora sólo sorbo los mocos. Perdón a su manera, digo. Como hace las cosas la comandanta Cospedal. A ella no le ha ido nunca el directo, porque como a Dinio la noche, la confunde hasta hacerla ininteligible. Ella se mueve mejor en lo grabado. El lúcido Ignacio Escolar, que tiene memoria para hilvanar el pasado de forma que el presente tenga sentido, entró en directo la otra mañana en Al rojo vivo y explicó que «el PP acusaba a Rubalcaba de tener una policía política para investigar al PP, y ahora resulta que quien contrataba a un policía corrupto es Cospedal, que dimite en diferido y en régimen de simulación». Brillante.

Gana la banca

Y de lo más excelso, de la reina en declive de la Mancha, mi señora Mariloli Cospedal de Todos los Chanchullos -abandona el barco del escaño empujada por el bravo oleaje, aunque a Teodoro García, secretario general de la congregación popular, le parece una dimisión ejemplar-, a lo más groserillo, a lo más plebeyo y cachondo, que en el submundo de la pantalla también cuecen sus habas, y qué habas, válgame el cielo. Que una tal Techi

-pasó por Gran Hermano VIP, con eso lo digo todo para que se hagan una idea del peso neuronal de la señora- ha dicho que no va a las galas del debate en directo porque no la llaman y no sabe si está vetada o qué, aunque lo que sí sabe es que cuando ve los programas, «veo muebles, que son como papeleras recoge mierdas allí sentaditos». Dicen los expertos que la papelera recoge mierda no es otra que Isa Pantoja. ¿Ven? En estos directos hay más sangre y pus y bilis que en una pelea entre el farsante Santiago Segura y la divina Paz Vega, que han hecho de las cocinas de MasterChef un lugar tan peligroso como la frontera de EEUU vigilada por campesinos enardecidos por el grosero Donald Trump para que no entre al país la chusma que pretende hacerlo como una piara de ñus que abandona la reserva del Cherengueti cruzando en Tanzania el río Mara en busca de las verdes praderas de Kenia, momento exacto en que los cocodrilos, como esos salvajes sicópatas yanquis quieren hacer, se tiran al cuello de los bóvidos sembrando de muerte el curso del río. Pues bien, Techi, que al parecer tiene morros como espuertas, explica que la hinchazón que mostró en sus labios en sus últimos días encerrada en Guadalix se debió «a una puta reacción alérgica al bótox». ¿Algo así, una reacción alérgica a no seguir el dictado de la banca sufrieron los miembros del Tribunal Supremo el martes? La reputación del alto tribunal, en directo y en diferido, está a la altura de cualquier Techi con el bótox podrido. Qué asco.

La guinda

Revilla bis

Hasta en la sopa. Miguel Ángel Revilla no es sólo el presidente de la anchoa, el tipo que preside el Gobierno cántabro, es un tema, un programa de televisión en sí mismo. No para. No se sabe si gobierna desde su despacho o desde un plató de televisión, sea la cadena que sea. Lo último, por si con el original no hubiera suficiente, la descacharrante imitación que de él hace el maestro Raúl Pérez de vez en cuando en Late Motiv, de #0