Llega la hora de la verdad. Hoy reflexión, mañana urnas y por la noche, alegría unos y llantos y crujir de dientes en otros. La pregunta es saber si la fuerza ganadora podrá formar gobierno antes de finales de año o, por el contrario, entraremos en la peligrosa espiral de anteponer intereses nacionales a los andaluces y el posible bloqueo al partido ganador se eternice y hasta se hable de nuevas elecciones. Peligroso para la estabilidad andaluza y sobre todo para avanzar en los derechos sociales y en la creación de empleo. Ya lo ha dicho el presidente de los empresarios andaluces, Javier González de Lara. Veremos.

De entrada, parece que será Susana Díaz, a la que todo el mundo da como ganadora, la que habrá de formar gobierno, pero la derecha está al acecho y más ahora que Vox anda rondando el Palacio de las Siete Llagas (Parlamento andaluz), porque tanto PP como Ciudadanos no han renunciado a contar con el apoyo del partido ultra si les fuera necesario para echar a Susana Díaz del Palacio de San Telmo (sede del Gobierno). Si la suma de los parlamentarios de ambas formaciones de derechas y los posibles de Vox no tendrán reparos en aceptar los votos de un partido racista, homófobo y aniteuropeo. Peligro. PP y Ciudadanos, o sea Casado y Rivera, encantados de la vida. Hay que echar del Palacio de San Telmo a Susana Díaz sea como sea. A Casado le reprocho que no se haya traído a Aznar a estas tierras. Habría sido la apoteosis de la derecha.

Por eso, en la recta final de la campaña, Susana Díaz alertaba que la derecha y Vox pudieran llegar al Parlamento, abriendo la puerta a que lo fuera también en el Congreso de los Diputados. Susana Díaz, la izquierda real y pragmática, quiere sumar un escaño más que la suma de las derechas ante el peligro del que hablamos y así ser propuesta para gobernar Andalucía cuatro años más. Pero, a lo mejor, si no lo consigue y suma más el conjunto de la derecha y los ultras, se da la circunstancia de que sea precisa la suma de Andalucía Adelante al PSOE y evitar, tal y como tiene dicho Teresa Rodríguez, que gobierne la derecha, que habitualmente ha proclamado que con los socialistas «ni mijita». Veremos.

Porque la campaña ha sido ceniza, con los insultos como marca. Me ha entristecido e indignado que parecía más unas campañas catalanas que andaluzas. Tanto Casado como Rivera han intoxicado la campaña, visceral y llena de mentiras. No les preocupa Andalucía sino que nuestra tierra sea el trampolín para ver quien conquista La Moncloa. Yo no sé si el PP andaluz, con un Moreno Bonilla, tragándose ser segundo plato, estará por encima de Ciudadanos evitando el sorpasso, con un Marín que se ha especializado en la bronca y con el objetivo declarado de pedirle a Torra (presidente de la Generalitat) que se querellara contra él. Pero si así sucediera el terremoto en la derecha será de misa mayor y con cante gregoriano.

Sí he seguido, a veces en primera persona, la campaña realizada por el candidato socialista por Málaga, José Luis Ruiz Espejo. Si mantiene los seis diputados que tiene el PSOE en esta provincia será gracias a su trabajo y al de su reducido equipo. En Málaga se presentan Moreno Bonilla y Teresa Rodríguez y luchar contra estos candidatos a la Presidencia de la Junta no ha sido moco de paco, pero Ruiz Espejo ha dominado las tablas y se ha mostrado sólido en sus convicciones e ideas, acercándose a los ciudadanos y habiéndose pateado toda la provincia, casi pueblo a pueblo que, dicho sin necesidad, se los conoce como la palma de su mano.

P.D.- (1) Cristina Cifuentes se sentará en el banquillo acusa de falsedad, vamos de haber mentido a sabiendas, sobre su masters. Ejemplo a seguir, dijeron en el PP.

(2) Torra, en el burladero. Sin argumentos y escondido cuando se le han levantado sectores sociales que reivindican sus derechos. Torra como Puigdemont empezarán a tragarse la amarga cicuta de la realidad, el verdadero «proces».

(3) Moreno Bonilla hace bien y se querella contra el alcalde de Boadilla, el famoso «albondiguilla» que soltó ante el juez que el líder del PP andaluz, cuando se bañaba en las esplendorosas aguas (caja B) de Génova, había informado a su jefe, Mariano Rajoy, de gratificantes mordidas.

(4) Y Rato, de nuevo ante la justicia. Bankia fue un fraude, llevó a la ruina a miles de ciudadanos y de cada español, se llevó un pico para rescatar a la entidad bancaria. Rato, ejemplo del buen gobierno, como dirían de él Aznar y Rajoy. Así les va.