El actual escenario, con los secesionistas decidiendo sobre los apoyos a un Gobierno que se supone debe reprimirlos, es un atentado contra la lógica, pero la gestión política del post 1º de octubre de 2017 no cabe en un escenario lógico. Aunque los presupuestos sean buenos para los menos favorecidos y buenos para Catalunya, si no tienen apoyos no saldrán, en cuyo caso o Sánchez convoca elecciones (de las que podría salir reforzado, prescindiendo del apoyo catalan) o prorroga presupuestos (sin las ventajas que tienen los que ha preparado). ¿Le interesa eso a Esquerra?. La hipótesis de que, tras tensar la cuerda al límite, y con alguna contrapartida más, sea Junqueras el que desde su celda pida el voto al presupuesto no debería descartarse por completo. Es un momento para jugadores de riesgo (o sea, jugadores) con el telón de fondo de las elecciones municipales, autonómicas y europeas.