Bajas del Cercanías que te ha llevado a Potsdam con el mismo interés turístico del que se desplaza de París a Versalles, de Lisboa a Sintra o, en nuestro país, de Madrid a Aranjuez. E imaginas que pronto verás una estampa a gran tamaño, como al aterrizar en Málaga, de algún monumento o rincón singular. Pero lo primero que entra por tus ojos no es ni mucho menos el palacio de Sanssouci, la casa de verano del antiguo rey prusiano Federico el Grande.

La fotografía de más de 20 metros cuadrados que recibe al visitante muestra a las futbolistas del primer equipo del FFC Turbine Potsdam. Y es que a partir de que la selección alemana femenina ganase en 2007 su segundo mundial consecutivo, el club de esta ciudad de apenas 150.000 habitantes ejerció una absoluta tiranía, al anotarse de forma consecutiva cuatro Bundesligas. En el año 2010, como prueba de aquel dominio absoluto, se adjudicó en Getafe la primera UEFA Champions League Femenina.

Un abrir y cerrar de ojos sirve para comprobar lo lejos que están unos y otros países en esa ansiada igualdad que persigue el deporte femenino. Hagamos hoy una encuesta al mediodía, en mitad de calle Larios, y a saber cuántas personas aciertan al preguntarles por el nombre del actual líder de la Primera División del balonmano femenino español, la Liga Guerreras Iberdrola. Imaginen que en vez de consultarles por la histórica situación del Rincón Fertilidad Málaga estuviésemos hablando de cualquier otro conjunto de la elite del deporte masculino en la provincia. No habría color.

De vuelta al país germano, el FFC Turbine Potsdam ganó ayer por 1-8 en Duisburgo, con un doblete de la internacional Lena Petermann. Esta misma jugadora de 24 años fue la que en 2014, con un gol suyo en la final, hizo campeona planetaria a la selección alemana en categoría sub'20. Apenas 15 horas antes de que Petermann anotase ayer su segunda diana, a más de 11.000 kilómetros de distancia, en el estadio Charrúa de Montevideo, un doblete de Claudia Pina le otorgaba el primer título mundial femenino de su historia a una selección española de fútbol. Ha sido el broche de oro, nunca mejor dicho, a un año que puede marcar el inicio de una nueva era. Porque al éxito de las féminas en esta competición hay que añadirle el subcampeonato mundial sub'20 y los títulos europeos sub'17 y sub'19.

Habría que volver a principios de este siglo para poder ver la meteórica trayectoria de toda una generación, hasta alcanzar un dominio aplastante dentro del balompié internacional. Esta generación de 2001 promete casi tanto como aquella que, comandada por el ya desaparecido Luis Aragonés (con el Don delante), empezó a labrarse un hueco en la historia de nuestro fútbol.

Fue precisamente ante la selección teutona, en la final continental de 2008. Un tanto del «Niño» Torres cambiaba el guión de Lineker, el del fútbol como deporte que juegan 11 contra 11 y en el que siempre ganan los alemanes. En las botas de las Pina, Cata Coll, Jana o María Méndez se abre otro eje hispano-alemán, este con acento femenino. Ojalá lo culminen fotos a tamaño gigante.