¡El problema de la república no es que venga, que desde luego no pasaría nada, sino la falta de fe republicana de muchos de los que la llaman, pues república es sobre todo respeto a las reglas de juego, las leyes, los derechos, las formas, y, por tanto, es lo contrario al engrudo de todo-vale-para-ya-veremos-qué, al asamblearismo movido por cuatro, al desdén hacia los órganos representativos, al culto a la supuesta democracia en tiempo real y al 'me gusta'. La república no se puede traer por razones tácticas, ni para marcar distancias dentro de la izquierda, ni para exhibir paquete al ver que en economía hay poco margen, ni para descoser la Constitución y apuntarse luego a nuevo papá de la patria. Cuando se traiga la república, que un día llegará, deberá ser por principios, y en el mero oportunismo nunca los hay, igual que una cometa va con el viento pero no sirve para marcar el rumbo.