Juanma Moreno Bonilla quiere ser presidente de la Junta de Andalucía. Juan Marín quiere ser presidente de la Junta de Andalucía. Luego hay un montón de andaluces que no los quieren ver ni en pintura. Tal vez por eso se prodigan en fotos.

No suman pero huelen a cambio. No han ganado pero ganador en un sistema tal es el que articula una mayoría parlamentaria. Los dos insisten en que serán presidente. Hay cortejo, mareo, acercamientos. Ayer se saludaron en el Parlamento andaluz. Muy sonrientes ambos. La pregunta es por qué después de las sonrisas no se sentaron a negociar de inmediato. Están dejando para hoy lo que deberían haber comenzado ayer. Creerán que les sobra el tiempo. Pero es más bien nuestra paciencia lo que tienen que administrar. Marín dice mucho que va a ser presidente, dice mucho que debe serlo. Será para llegar hoy al comienzo de las negociaciones crecidito y autoalimentado en estima.

Necesitan a Vox pero parece que van obviando tal cuestión. Al PSOE ya no le seduce (¿le ha seducido alguna vez?) eso de votar sí o abstenerse ante un candidato de Ciudadanos y tratar de que así los naranjas gobiernen solos y no necesiten a Vox ni como socio de investidura ni como socio de Gobierno. No.

Al PSOE, ya que se va de boca a la oposición, le conviene (tácticamente, no pidan que piense nadie en el beneficio de Andalucía) un gobierno derechón, carca, fuerte al que hacerle una oposición a lo bestia, un Gobierno al que llamar Francostein o de perdedores. Justo lo que la derecha le dice a Sánchez en Madrid. En fin, tratar de que esto, por inestable, sea un paréntesis como el que tuvo el PNV en Euskadi (Cuando gobernó el socialista Patxi López votado por el PP en la investidura) o el PP de Galicia, que derribó casi a bastonazos el tripartito aquel de Touriño. La cosa es ver cómo administra este batacazo Sánchez, o sea, que plan tiene reservado para Susana Díaz, descartando que lo que desee sea llevarla a un baile o de excursión.

Hoy puede ser un gran día. Sobre todo para Bonilla, que verá más cerca ser presidente. Más vale tener suerte que ser el preferido. Estaremos preparados para ver cómo actúan en el escenario de la obra titulada Lucha por el poder, Marín, Bonilla y Díaz, que no obstante tienen al apuntador fuera de foco y de escenario. Y a Santiago Abascal vigilando la función. Que ha venido para quedarse y ha pedido palco.