Bertín Osborne saca disco. Ciudadanos y PP avanzan en el pacto que les permitirá gobernar Andalucía. Como ven, los asuntos emocionantes se agolpan y es difícil elegir tema para la columna.

El disco de Bertín se llama Yo debí enamorarme de tu madre. Tuve que leer dos veces el título, dado que mi comprensión lectora baja en según que horas, sobre todo si no he tomado dos cafés. Yo debí enamorarme de tu madre. He repetido la frase mentalmente y ya me he quedado colgado de ella todo el día. Cuántas veces se habrá pronunciado. Cuántas veces la habrá dicho una chica pero a otra chica o un adolescente a otro. Cuántos galanes maduros y otoñales trajeados y apurando un Rioja en un asador del extrarradio, cochinillo para dos, treinta euros, se la habrán dicho un domingo a una chica letraherida, faldicorta e incauta. Sobre todo por ir a comer con semejante tipo.

Yo debí enamorarme de tu madre, tal vez ahora lo esté diciendo alguien. Yo debí enamorarme de tu madre, y ya imagina uno a la suegra de Bertín o de alguien, como mujer de buen ver. «Si quieres saber cómo será una mujer de mayor, fíjate en su madre». Siempre me ha hecho mucha gracia esa frase, que no sé por qué coloco aquí y que a lo mejor es hasta machista. Uno nace con un número de frases y ha de ir colocándolas a lo largo de la vida. Lo malo es que si eres columnista pues necesitas más frases. Claro que también puedes ser columnista breve, con columna no de tres folios y sí de uno. O puedes ser columnista ocasional o semanal o enamorarte de la madre de una columnista de la competencia que también sea columnista y fugarte con ella y dejar a los dos periódicos sin columnistas. Con el subsiguiente enfado de la hija. De la hija de quién, ya me he hecho un lío. La mesa negociadora del pacto pepero-ciudadanil era madura, masculina y con muchos botellines de agua. El mensaje está claro: ni agua al PSOE. No pega mucho que alguien dijera en esa mesa debí enamorarme de tu madre, quedaría raro.

Me explica un compañero que el título, la frase de Bertín, viene de una ranchera y que la cosa tiene su historia. Me reconforta saber que tengo compañeros versadísimos en cualquier disciplina artística, inclusive en el que atañe a las novedades discográficas, asunto en el que no estoy al día desde el último LP de Dire Straits, que a lo mejor ni se escribe así. Su líder, Mark Knopfler, enamoraba a madres e hijas. Pero no lo iba propagando en el título de sus discos, composiciones o canciones. Él era más de Sultan of swing, que aunque significara qué rica está tu sobrina o debí enamorarme de tu prima, suena como más fino. Los nombres de los consejeros del futuro Gobierno azul naranja, que es lo que más nos interesa a todos (y a ellos) no se sabe aún. No veo a Bertín como titular de Cultura. Tal vez vaya a Fomento o a Turismo. O me estoy confundiendo. Ay, madre.