Alberto Puig será uno de los nombres propios del motociclismo mundial en 2019. El director deportivo de Repsol Honda tendrá que lidiar con tener a dos gallos de la talla de Marc Márquez y Jorge Lorenzo en el mismo gallinero. Todos miraremos con lupa cada una de sus decisiones, porque ya hemos visto cómo ha sido durante este último Mundial de MotoGP el constante pique entre los dos mejores pilotos españoles del momento.

No obstante, da la sensación desde fuera de que el expiloto parece estar loco por acaparar portadas aún antes de que se ponga en marcha la pretemporada. Es algo impropio de una persona de su dilatada trayectoria esto de poner en duda la profesionalidad del recién retirado Dani Pedrosa. El de Sabadell, acusado por su mánager hasta 2013 de no haber puesto las ganas de otros para ser campeón mundial en MotoGP, aprovechó la mañana dominical para lanzarle a través de su perfil en Facebook uno de esos zascas que hacen historia.

Además de mostrar su sorpresa porque el «resentimiento que está demostrando» no se lo hubiese manifestado en persona a lo largo de este año, en el que han compartido equipo, Dani es tajante de la siguiente manera: «Yo le he dado a él lo mejor de mí mismo, entregando todo lo que era capaz en cada momento. Poner en duda que un piloto quiera ser campeón no es propio de quien se dedica a este deporte».

Puig se convertía allá por 1995 en el segundo piloto español que, después de Álex Crivillé, conseguía un triunfo en una carrera de la entonces categoría reina, los 500 cc. Luego obtendría otros dos triunfos, pero la caída de ese mismo año en el GP de Francia, que se saldó con una seria lesión en la pierna, forzaría una retirada prematura, apenas dos años más tarde. Digo esto porque, justo como relata Pedrosa, nadie mejor que el director deportivo de Repsol Honda para conocer lo que suponen los contratiempos en forma de lesiones para la trayectoria profesional de cualquier piloto.

Espero que sólo se trate de una amnesia transitoria. Porque soy uno de tantos millones de aficionados a este deporte de las dos ruedas que hemos visto cómo Dani se la jugaba en cada curva. Que se ponga en entredicho el esfuerzo profesional de quien se ha caído y ha vuelto a levantarse hasta acumular más de una treintena de lesiones es algo absolutamente fuera de lugar.

Cómo puedes decirle lo de «que nadie te regala nada» a quien este mismo año, como ejemplo, aparecía en el GP de las Américas sólo 12 días después de haberse roto el radio distal del brazo. Remarcaban las crónicas el esfuerzo de quien había sido operado apenas diez días antes, en su afán por volver a Austin pese a los dolores y la falta de fuerzas en la mano que da gas y sirve para frenar la rueda delantera.

Basta con mirar en esa a veces «maldita hemeroteca» para constatar que Puig, a estas alturas de la jugada, sólo quiere alimentar ese morbo al que alude el propio Pedrosa en su atinado zasca. Tal vez le haya regalado el deporte de elite altavoces a personas inconscientes del enorme peligro que entraña esto otro de jugártela en cada frase.