La disminución, reducción o descuento especialmente hablando de precios recibe el nombre de rebaja. El fenómeno de las rebajas genera un período donde el importe aminorado de los productos impulsa a ir de tiendas; además de ese factor crematístico, los versados en tendencias de consumo apuntan otras causas para este desenfreno temporal: los hábitos de hacer grandes compras en esta época, el marketing, la publicidad y, curiosamente, la incitación social por el hecho de ir de rebajas a la caza de artículos considerados buenos y conseguidos por menos dinero, lo cual plantea una situación ventajosa y favorable para el malagueño, esto es, hallar el chollo.

Este viaje hacia el universo de la ganga, según los expertos, viene programado por dos tipos de motivaciones entreveradas para realizar esta gira de conquistas: las racionales y las emocionales. En torno a las primeras, además del manifiesto menor coste, se añade el estímulo de la denominada «compra inteligente», la cual representa un estilo de vida de consumidores quienes se sienten muy sagaces y perspicaces esperando durante un tiempo para realizar las compras en este período.

Asimismo, dentro de las razones emocionales se distinguen una serie de actitudes encaminadas a conseguir, en primer lugar, una recompensa -el beneficio anímico es más alto por la satisfacción de adquirir el género-; en segundo lugar, las rebajas se vinculan con nuevas etapas de cambios y, por último, favorecen la idea de hacer una compra capricho que nos genera una felicidad momentánea.

Cuando salgamos a comprar en este ciclo de rebajas, obtengamos solo lo necesario pues el éxito de las mismas está en lograr lo que se precisa a un precio más bajo, de lo contrario estas gangas se convertirán en un mal gasto. Llega el frío. Abríguense.