Los de Vox son más inteligentes de lo que parecían. Tienen un buen cerebro detrás meneando la maquinaria. La gente sigue sin saber quién es Eugenio Moltó o Paco Serrano, pero ya todo el mundo ve más en la tele a Ortega Smith o a Abascal que a Pablo Iglesias o a Alberto Garzón. Los de Vox saben que tienen la sartén por el mango, por eso se permiten la sobrada de hacer que los demás le bailen el agua. Vox no puede traicionar a sus votantes€ todavía. Ya tendrán tiempo. Los 400.000 andaluces que han votado a los verderechos (verdes y de derechas, era obvio) han votado un programa muy concreto en el que, sí o sí, estaban esas medidas anti-inmigración y anti-autonomía. Alguno se habrá arrepentido, claro, pero de esos 400.000 hay muchos que a buen seguro siguen pensando que hicieron bien en dar voz y voto a los de Abascal.

El documento de 19 propuestas del martes era un documento que, por párrafos, podría resultar hasta cómico. Cambiar el día de la autonomía al 2 de enero o priorizar el Doce de Octubre sobre cualquier otra fecha son medidas que tienen más de relleno que de realidad. Como cuando Cassá, en las elecciones municipales de 2015, llevaba como medida estrella poner retretes en las paradas de taxi. Paja que se convierte en portada. Vox sabe que su tarde de gloria depende de Andalucía, y que puede convertirse en mucho más. En mayo nos daremos cuenta del recorrido que tienen por venir. El estratega que maneja los hilos sabe que está jugando, en muchas cosas, con aficionados, por más que sean del PP o Cs. Los verderechos no dejarán pasar la oportunidad de marcar un gobierno antes que provocar unas elecciones. Son más listos de lo que creías.