'Y ahora, codo con codo', por José Becerra

Se consumó el acuerdo, no sin devaneos y dificultades por parte de los tres partidos que en su día se empeñaron en desterrar al PSOE del mando en plaza en Andalucía. Por esta vez, y sin que sirva de precedente dado la veleidad de los políticos, llegó a buen término lo que no era más que el deseo de los electores, en su día decididos a que nuevos aires soplasen en los estratos superiores del Parlamento andaluz, nada menos que desde treinta y seis años atrás hasta la fecha impulsado por los socialistas. Hubo sus más y sus menos en el acuerdo de los hoy ganadores en el empeño; pero, finalmente, llegó el acuerdo, tras superarse las enmiendas presentadas por Vox, a saber, las que resultaban del todo infumables y que están en el ánimo de todo. Claudicó Abascal y su séquito como se esperaba. Aquí paz, y después gloria, si me permiten el dicho proveniente del habla litúrgico, que sugiere que una cuestión llegó a feliz término.

En los rifirrafes vividos entre los tres partidos vencedores de los comicios pero en liza para llegar a un aceptable resultado halagüeño para los ilusionados electores que aspiraban al cambio, habría que destacar el ímprobo esfuerzo de Juanma Moreno y los suyos más cercanos, tras una batalla, incruenta, pero batalla al fin para templar los ánimos de los que compartían su triunfo en las urnas. No parece que haya sido tarea fácil convencer a Ciudadanos para conseguir su aquiescencia dado su visceral encono hacia Vox, del que ha dado buenas muestras de ignorarlo sin el menor tapujo. Una actitud que, de mantenerse, no deja de ser un valladar para alcanzar acuerdos entre el Ejecutivo andaluz que ahora está en ciernes. Todo hace pensar, empero, que esta estrategia de Abascal y los suyos no va más allá de dejar patente su ideario político para contentar a quienes les otorgaron su voto, pero que superados los resquemores, acabarían por aceptar las proposiciones del PP, aunque guarden su animadversión a Ciudadanos por ignorarlos con desprecio cuasi olímpico iniciativa de la extrema izquierda de protestar por la nueva singladura del Parlamento andaluz, es que trabajen codo con codo para proporcionarnos las mejoras, innovaciones y reformas prometidas tras unos comicios históricos que oteamos con interés y complacencia.

Los rifirrafes contemplados entre las tres fuerzas que unidas han desbancado a Susana Díaz, con la consumación del nuevo Gobierno enterrarán cuitas y enfrentamientos en los próximos días; pero todo hace presagiar que volverán a resucitar no se sabe bien cuándo y con qué virulencia. Por lo pronto, lo que buena parte de los andaluces esperamos, ajenos a las luchas intestinas de los diferentes partidos entre sí, es que remen con fuerza y tesón para navegar por el, con frecuencia, peligroso «mar de los sargazos» de la política. Sin ir más lejos sorteando el enojo de la extrema izquierda que amenaza con rodear el Parlamento como protesta el día de la investidura del nuevo presidente. Lo que la mayoría deseamos es que desde el Palacio de San Telmo se trabaje codo con codo para lograr un mismo fin que repercuta en el bien de todos.