Ahora que acaban de pasar los Reyes Magos, hemos de recordar el último reparto de la Liga en dinero televisivo. Es un maná que, años ha, no se esperaba y que no hace tanto tiempo permitía una gran diferencia no solo económica sino deportiva, por los ingresos, entre los clubes de primera división.

El FC Barcelona lidera el ranking de los afortunados, con 154 millones de euros, unos seis millones más que los 148 del Real Madrid. Entre los dos se llevan la parte del león, aunque con mucha menor diferencia que antes. Ahora, solo tienen 3,5 veces más que el Girona o el Leganés, los que menos han cobrado, con poco más de 43 millones. Sin embargo, con esos 43 millones de euros se puede hacer mucho y la diferencia, si bien aún elevada, no lo es tanto y se produce, quizá por primera vez en años, unos partidos más igualados, siendo los mismos los de arriba, pero con mayores dificultades.

El reparto que hizo posible el Gobierno anterior, y que puede tener críticas si se quiere, lo que ha logrado es ya una liga «no escocesa» y creo que, en unas tres temporadas más, se podrá apreciar los resultados de la mejor entrega del dinero televisivo a los clubes de fútbol.

Cuando un equipo puede pagar más a sus figuras y que estas no tengan que emigrar no ya al extranjero sino a los adversarios directos, se producirá esa mayor igualdad. Eso es lo que ya vemos ahora. Y es que a nadie le interesa saber que, desde el inicio, el campeón será X o Y y que los demás tendrán que conformarse con ir detrás. De hecho, se leen a principio de temporada que la Champions estaría bien o que quizá ganar la Copa podría ser un éxito enorme. Pensar así es pensar en pequeño pero es cierto que la economía no permitía más sueños. Ahora debemos tener en mente que se puede lograr algo más que eso y, como digo, es lo que creo pasará en breve.

También se ha hecho eco la FIFA de algo que venía siendo un distorsionador de la competición, quizá no tan importante como los ingresos televisivos, pero sí cercano, ya que las cesiones de jugadores bajo contrato no están controladas y lo que pretende el máximo organismo es que se reduzca el número máximo de éstas. De esa forma, los equipos más fuertes económicamente pueden tener bajo contrato a más jugadores pero, comoquiera que no pueden registrar más licencias que las permitidas, se ven en la obligación de ceder a futbolistas, con el fin de seguir teniéndolos bajo contrato y ver si, al fin, alguno supera a los que tienen en el primer equipo.

Esto va a ser, si se llega a aprobar, que parece que sí, otra pequeña revolución y ayudará también a una mejor competición, ya no solo nacional sino internacional. Pero, siguiendo con los Reyes Magos, soñemos que nos regalen desde ahora mismo una competición más igualada.

La forma en que viene dada esta posibilidad se rige por el reparto televisivo ya indicado, como también por el posible control del número de cesiones y, por ende, del número de jugadores que uno pueda tener bajo contrato, pero también por un cambio de mentalidad de los futbolistas y de los agentes (sean intermediarios registrados o familiares), para que, firmando por un club de mayor envergadura, se vea, al cabo de unos meses, pidiendo ser cedido o incluso traspasado porque no juega.

Ahí es donde está la tercera pata de este cambio, que no es sino que se sepa que si hay 25 jugadores, solo pueden estar 11 en el terreno de juego a la vez y eso produce malestar. Quizá valga entonces la pena estar en un club que te permita explotar tus condiciones y, siendo que las diferencias económicas están bajando, no valga la pena irse por un poco más de dinero perdiendo «el alma deportiva».

Y, para comenzar bien el año, vuelvo con una recomendación de una película que se va a estrenar el mes que viene. Lo digo con anticipación por si se pierde en la vorágine cinematográfica de decenas de filmes semanales. No se pierdan «The green book» (el libro verde), pronto en sus pantallas....