Fueron duras el pasado miércoles 16 de enero de 2019 aquellas escenas parlamentarias del drama del Brexit, en un Westminster, antaño augusto, ahora convertido en una caricatura. «La autoinmolación». Así habían llamado al Brexit en el Guardian. Alertas, como siempre, habían dado en la diana. Por supuesto, es verdad que la gran literatura cristaliza muchas veces cuando las noticias dejan de ser una novedad. El último libro de Jonathan Coe - «Middle England» - lo confirma. No se lo pierdan. Estas cosas -como la atrofia de la imaginación inteligente- suelen ocurrir cuando se lee poco y se piensa menos.

Como lo descubrió en su momento otro gran novelista: John le Carré. Cuando nos encontramos en las páginas de «Our Kind of Traitor» (publicado en el 2010) el relato de los primeros casos de traiciones y de corrupción institucional que el correoso ermitaño de Cornwall detecta en la reciente historia de Inglaterra. Los comentaristas y los políticos tardarían algo más.

Jonathan Coe le explicaba hace unos días a Stephen Sackur en la BBC que cada ejercicio de la sátira puede ser una pequeña revolución. Y que por eso nos encontramos tantas salutíferas dosis de comicidad en sus obras. Afirma Coe que la primera floración de las tóxicas semillas del Brexit aparecen ya en el gobierno de coalición de los conservadores que salió de las urnas del 2010, liderado por David Cameron. Los casos de corrupción rampante en los emolumentos de no pocos parlamentarios de Westminster vinieron algo después. A partir de ahí ya nada sería lo mismo.

En un día como el Miércoles Negro, dantesco y cómico en tantos aspectos, ocurrieron tantas cosas€ Muchas de ellas vergonzosas. Como el innecesario e inmerecido insulto a un buen aliado del Reino Unido, España. Su autor fue Michael Gove, un antiguo columnista del Times, en la actualidad efímero ministro conservador de Medio Ambiente de Theresa May. En su proclama tribunicia en ardorosa defensa de la Primera Ministra utilizó, en solemne sede parlamentaria, entre otros, este argumento, sacado de las naftalinas del más rancio jingoísmo victoriano: «¿Quién defenderá a Gibraltar de España?»

El pasado 26 de junio de 2016 publiqué en los periódicos del grupo de La Opinión de Málaga, el grupo Prensa Ibérica, un artículo dedicado, con intensa preocupación y cierto dolor, al recién nacido Brexit. «Un espejo roto». Lo agradeceré siempre. Terminaba con estas palabras: «Serán días muy duros para Europa y los europeos, tantas veces condenados a vivir las tragedias de la historia. Aun así, hasta el final de mis días seguiré amando a aquella maravillosa Inglaterra que ha muerto, dolorosamente dividida y en muchos sentidos ya empequeñecida.»