El primer milagro que ha conseguido el niño Julen lo ha verbalizado uno de los ingenieros que forman parte del amplio dispositivo de rescate en Totalán (un pueblo volcado en ayudar a quienes ayudan a esos padres): es como si el niño fuera «el hijo de todos». Mientras haya seres humanos que sientan las desgracias ajenas como suyas, mientras sintamos a los hijos de los demás como un poco nuestros hijos, estaremos salvados. Incluso aunque el final no siempre sea feliz. Mientras tanto, cuando escribo -no sé si cuando esto se publique-, Julen sigue ahí abajo. Y nuestro corazón sigue en vilo, siempre preparado para dar amor a sus padres y seguir creyendo en los milagros que nuestra mente se resiste a admitir. Y pido perdón por continuar esta página con asuntos más pedestres€

Posesión

Otros milagros, ya retóricos, se produjeron ayer en la toma de posesión del primer presidente de la Junta de Andalucía que no es del PSOE, el malagueño Juanma Moreno (que también recordó al niño Julen y a sus padres al inicio de su discurso de investidura) Uno de esos milagrillos, insisto, retóricos, fue el de que cupiese tanta gente en el Parlamento andaluz y sus aledaños. Otro, el de ver con la sonrisa puesta a adversarios internos como Casado y Soraya, tan lejos y tan cerca, ambos asistentes al acto. También ver a Arenas y a Teófila Martínez celebrando que uno de los suyos al fin estaba donde ellos tanto intentaron estar sin éxito. Los contextos son tan distintos, que los buenos resultados de Javier Arenas en 2012 no lo parecieron tanto, ya que se sabía que, en aquel marco casi bipartidista, la alternancia en Andalucía sólo pasaba por una mayoría absoluta del PP. El resto de las sumas parlamentarias, con IU o con el PA, siempre mantenían al PSOE en el poder. Incluso de manera incómoda para el entonces presidente Chaves (lo fue durante 19 años), como ocurrió en la llamada legislatura de la pinza. Precisamente Chaves también estuvo ayer presenciando la toma de posesión de Moreno.

Alfileres

Sin embargo, en el contexto actual del pentapartidismo y la fuga de votos de los partidos tradicionales, los humildes 26 escaños de Juanma Moreno han servido para el milagro. No había más que presenciar el «besamanos» que al finalizar el acto se produjo de forma espontánea. Abrazos y besos, en algunos casos sorprendentes, que el ya presidente devolvía con esa cachaza afectuosa y paciente que le caracteriza y que tantas críticas de blandito y amortizado le granjearon. Algunas de ellas proferidas por la boca de quien le abrazaba. Pero tras las habituales dosis de hipocresía social más o menos interesadas, la emoción verdadera protagonizó ayer el cambio en el Parlamento andaluz. Si el día del discurso de investidura se cumplían cinco años del temprano fallecimiento del padre del candidato, a quien el cáncer le impidió seguir con los suyos con poco más de 70 años, ayer habría sido su cumpleaños. Qué regalo haber visto a su hijo tomando posesión como presidente de su tierra. Por eso se le quebró la voz a Juanma Moreno al recordar a su padre y nombrar a su familia. Su madre, sus tres niños, su mujer, los suyos estuvieron frente a él durante su intervención. Y esta vez Canal Sur sí hizo lo que debía, a diferencia de en la investidura. Los servicios informativos se apuntaron el tanto de una retransmisión que enriquecerá los archivos de nuestra propia historia con imágenes suculentas. Allí no cabía un alfiler. Y todos sujetaron el dobladillo del traje de presidente de Moreno. Aunque alguno pinchase.

Rivera y Roca

Albert Rivera esta semana en Málaga, en un foro de la Ser, soltó una frase de Miquel Roca (quien intentó en los 80 su fallida operación de recuperar el centro perdido de la UCD y nunca recuperado del CDS): «El pacto es el privilegio del coraje». Reivindicar al olvidado Roca ahora no sólo le sirvió estratégicamente para tildar de valiente el pacto de Cs en Andalucía. Rivera dijo que Cs es «la nueva UCD», contra el guerracivilismo y los populismos. Mientras para reabsorber a Vox, Casado se aleja en su discurso del centrismo que en la Transición abanderó Suárez (lo digo siempre con la necesidad de contextualizarlo), Juanma Moreno reivindicó en su investidura la figura de Suárez, de manera tranquila (en él casi todo es tranquilo, en el debate fue Europa frente a Díaz, mucho más Latinoamérica) aunque con pasión. Pero hoy Suárez quiere serlo Rivera. Y quizá por ahí arda el puro.

Heridos

El PP ha taponado, que no curado, su herida de partido viejo acosado por los casos de corrupción con el milagro Moreno, cuya resistencia está por ver en un parlamento con cinco llagas. Podemos no puede consigo mismo, ahora abierto en canal de Isabel IIª. El PSOE no sabe cómo hacer con Susana agarrada a su escaño y con Sánchez a la Moncloa apoyado en los separatistas que, como también dijo Rivera Suárez Roca, no hace falta ser Sherlock Holmes para saber que lo único que quieren es separarse... porque hoy es Sábado.