Ahora mismo, en Venezuela, la gente esconde sacos de garbanzos debajo del parqué del suelo, paquetes de lentejas en los cajones de la cómoda, o aceitunas aliñadas en el bidé. Mis padres contaban que una vecina suya, durante la posguerra, llegó a tener la bañera llena de aceite. El suelo se hundió y la bañera fue a parar al piso de abajo, donde casualmente vivía un policía, derramando por doquier el preciado líquido. La vecina, que era estraperlista, dio con sus huesos en la cárcel. En las situaciones desesperadas acumulamos alimentos poco perecederos. A veces nos morimos nosotros antes.

El otro día, en una cena de amigos, comentando la impresión que produce ver en la tele las estanterías vacías de los supermercados de Caracas, alguien contó que en los años sesenta del pasado siglo, al hacer una obra en una casa de Madrid, se descubrió, detrás de un falso tabique, una despensa con cientos de quilos de legumbres, carne curada y latas de sardinas en escabeche, entre otros productos. La persona que los había almacenado había leído a Poe, sin duda.

Leo en el periódico que en Venezuela se ha puesto a la venta un kit de supervivencia que incluye provisiones capaces de resistir 25 años sin pudrirse. La noticia no decía si se trataba de frutos secos o leche deshidratada. En cualquier caso, cuesta imaginar, en estos tiempos de obsolescencia programada, un alimento que se mantenga fresco durante tanto tiempo. La lotería de la ONCE incluye un premio consistente en un sueldo de 5.000 euros durante 20 años. Lógicamente, lo llaman «el sueldazo». Lo que no sabemos es si dentro de 20 años 5.000 euros serán algo o no serán nada. A lo mejor para entonces hemos recaído en la peseta.

Juan José MillásSignifica que la pérdida de sustancia está en el corazón mismo de las cosas. De acuerdo con la Segunda Ley de la Termodinámica, todo va a peor. Si lo que venden en el kit mencionado más arriba conserva de verdad sus propiedades durante cuarto de siglo, deberíamos quitarnos el sombrero. Sale por unos 300 euros. Voy a ver si lo venden en Amazon, no para mí, que duraré menos, sino por la curiosidad de examinar su contenido. En todo caso, lo que los venezolanos necesitan es que Maduro caduque antes que el dichoso kit.