Lo del CIS es de traca. El método Tezanos lo llaman, igual que su director. Cuento una y me como veinte. Sumar y sumar para que nunca baje mi partido. Otro departamento público que, hasta ahora, tenía cierto prestigio, pervertido para ponerlo a los pies del partidismo ciego y cainita que lleva tanto tiempo asolando este país, una pantomina casi tan insultante como la indeferencia del Gobierno de Rajoy con quienes lo pasaron mal durante la crisis o la ausencia de autocrítica de Susana Díaz en lo que le ha pasado estos días tras perder las elecciones. El síntoma del CIS se refleja ahora en muchos sectores de la política. Con las empresas demoscópicas de solera y tradición que tenemos en este país, y resulta que no nos habíamos dado cuenta del crack que ha revolucionado los universos estadísticos para sonrojo de muchos. Claro que siempre se da esa revolución para el mismo lado. Hemos de destacar que siempre había habido críticas a la cocina que se aplica a estas encuestas, pero no sólo a las que salían del CIS, también las encargadas ad hoc a compañías privadas. Ya hemos comentado en mil ocasiones cómo muchas veces la única encuesta con resultados seguros la proporcionan las urnas. Acuérdense del 96 y cómo las encuestas predecían que Aznar barrería en las elecciones y se quedó lejos de la mayoría absoluta; o de lo sucedido en marzo de 2004, tras aquellos atentados terroristas que, en lugar de unirnos, nos separaron, como buena sociedad de trincheras en la que nos hemos querido constituir. La última fue que nadie previó los más que aceptables resultados de Vox en las autonómicas. Antes de que Pedro Sánchez accediera a la Presidencia del Gobierno, Ciudadanos lideraba el universo demoscópico del CIS, pero ahora parece que la ciudadanía está más que satisfecha con el trabajo del Gobierno socialista. En la encuesta de las generales veremos si eso es así o, como yo intuyo, ni unos ni otros gozan del favor mayoritario de los electores en tiempos en los que la política ha caído en un desprestigio tan enorme. A nivel local, algunos partidos manejan ya encuestas de cara a las municipales y, las formaciones que no las tienen, juegan con estimaciones de voto e impresiones, aunque el tablero del 26 de mayo está tan abierto como el de las generales por varios factores: ¿castigará el electorado la gestión del alcalde o, por el contrario, la premiará? ¿Premiarán su pacto con Ciudadanos? ¿Crecerá como se prevé la formación naranja, doblando de paso el número de ediles? ¿ Se presentará Vox a las municipales y, en ese caso, quién será el cabeza del cartel? ¿Supondrá ese hecho que el PP pierda votos por el costado derecho? ¿Logrará la izquierda a la izquierda del PSOE concurrir unida a los comicios o, por el contrario, como parece una formación minúscula en busca de cargos se va a cargar la oportunidad histórica de acudir en confluencia a la cita con las urnas? Hagan sus apuestas, pero no pregunten a Tezanos.