'Bar Jerez en Torremolinos', por Bartolomé Florido

Este establecimiento abrió sus puertas al público en 1957 hace ya 62 años en el centro histórico de Torremolinos en la hoy Av. Palma de Mallorca a la altura de la calle San Miguel. He tenido la oportunidad de visitar este establecimiento a lo largo de mi vida desde que empecé a trabajar en el establecimiento rival Victor´s bar que estaba en frente. Los turistas y los lugareños autóctonos siguen adorando el bar Jerez porque tiene aspecto añejo, higiene, el servicio inmejorable y es acogedor de forma que suscita sensaciones de aquel Torremolinos chic, que deslumbraba en los dorados años 60, 70 y 80 del siglo pasado, en los clientes todavía. Su oferta es un arte culinario variado, inimitable e histórico con alguna actualización moderna en las tapas y platos. Los precios permiten al público acceder al deleite de estas delicias. Los turistas repiten la visita si vuelven a Torremolinos de vacaciones y lo recomiendan a sus vecinos en sus países de origen para que lo prueben también. Torremolinos sería hoy el municipio más demandado de la Costa del Sol, además de pionero, si todos hubiéramos mantenido los precios en un nivel correcto. El enriquecimiento rápido no prospera. Yo soy un admirador de este bar hoy todavía por la personalidad autóctona que sigue aportando a Torremolinos quienes podemos presumir de ofrecer una relación calidad precio muy envidiada en Europa.

'Manifestación ridícula', por Emilio Díaz Ledesma

El que tiene boca se equivoca. Y más en política, donde influyen demasiados factores y demasiadas pasiones. Como todos en tantas ocasiones, Sánchez se ha equivocado ahora al hacer público su “relator” con los separatistas catalanes. Porque casi siempre los ha habido, aunque fuera en secreto, como un intento más de solución de los conflictos, incluso con ETA. Y hasta al tan pasivo Rajoy hay que reconocerle el mérito de haber ido teniendo al menos tres con los independentistas catalanes. Llamarle por eso “traidor a la patria” y “felón” a Sánchez revela sólo la rabieta del PP por haber conseguido el PSOE echarle-con los demás partidos parlamentarios, no hay que olvidarlo- de un Gobierno cuya corrupción merecía mucho más esos adjetivos. Esa manifestación y la que convoca para el domingo Casado, como todo lo excesivo, resulta irrelevante e incluso ridícula.