Cae el sol a la tarde de Málaga como uno de aquellos romanos que se caían del triclinium, harto vino. Del cielo al suelo con la cara poniente y roja como un tomate. Qué placidez. La cara de Torra la miro sentado en un taburete de bar. La imagen que se ha hecho viral sin fotógrafo conocido. Una cara que no parece inmutarse en la Mobile World Congress de Barna. La del Rey sí.

Tiene en el rostro Felipe VI ausencia borbona, me parece. Su circunspección es como más tensa, menos bóvida que la de Fernando VII, por poner un ejemplo lejano y no molestar a nadie. Aunque ya es imposible no molestar. O mejor, ya es imposible que alguien no se moleste, porque sí. El que no se molesta no mama.

La cara del Rey no tiene el airazo que sí tiene la de su padre y tenía la de su abuelo a Felipe V (mírense por ahí el retrato pintado por Louis Michel Van Loo e imaginen a quien se parece el monarca dieciochesco sin la peluca regia) Aquel primer borbón fue llamado "el airoso" no por parecido aire con nadie. Más bien, como declara algún historiador, por su presunta bipolaridad. Una vez creyó a caballo que el sol le perseguía, una escena digna de Amanece que no es poco de José Luis Cuerda, feliz película de oro del próximo Festival de Málaga. El sol de Málaga caído de bruces sobre el suelo de la atardecida a buen seguro le habría calmado más que el castellano y quizá habría evitado su enloquecida galopada.

Subido al caballo del procés Torra galopa con anacrónico independentismo, rampante, por el escenario más moderno de la Barcelona modernista, entre pantallas de móvil que se pliegan y 5 ges de conexión que aún huelen a ciencia ficción. Pero da el Rey más el pego que Torra de ser un usuario natural de esos teléfonos con los que se puede uno bajar la película de Cuerda en un minuto sin que se pare la imagen cuando el maravilloso Saza, Don José Sazatornil, le dispara al sol por ponerse por el lado que no debe. El mismo sol poniéndose que parece mirar Torra mientras le mira a él Felipe VI con sorprendida desconfianza ante su institucional falta de educación, fotón fotón.

Desde Andalucía miramos con cansancio la comedia que pretenden los indepes tenga trazas de tragedia. Aquí el poder se anhela para poder darse un abrazo con los amigos en la feria. Aquí el poder para poder leer a Machado al atardecer sin olvidar que, aunque nos enseñaron que los unos mataron a Hinojosa y los otros a Lorca, con la excusa de aquella guerra en el gatillo, unos y otros éramos nosotros.

Dice Bloomberg que España, a la que muchos españoles sólo se atreven a llamar "este país" y al español sólo castellano -lo que no contradice que el resto de los idiomas cooficiales sean igualmente españoles-, es el país más sano del planeta y un magnífico lugar para vivir. Cierto que esto no es Jauja y que debemos crecer mejor y repartir más la riqueza poca o mucha que se genera, pero ese empeño burgués en ser mártires de algunos en España es para envolverse en la blanquiverde un año más. Feliz Día de Andalucía.