Las obras menores que se hagan en el interior de las casas no necesitarán licencia. Manolo, tira el tabique. Tirar el tabique es muy español. Las parejas están en el sofá tomando un tinto y viendo una serie y de pronto en la pausa, lo que antes se llamaba el intermedio, le dice él a ella, oye ¿y si tiramos el tabique? A lo que ella contesta que sí, que claro, que ya era hora. La gente tira los tabiques así, a lo loco, creyendo que va a multiplicar el espacio de su vivienda, consiguiendo únicamente una ligera sensación de desahogo que se irá a los dos meses por acostumbramiento al nuevo espacio y porque llenan de sillones, mesas, estanterías y demás el nuevo espacio. Tú le preguntas a un viandante español cuál es el sueño de su vida, y salvo que aún no haya ido con un amante a Paris, te responde que tirar un tabique.

Los españoles deberían nacer con una piqueta. Señora, ha tenido usted un tiratabiques, lo cual es un delicioso neologismo, que para eso nos lo acabamos de inventar. «Casa con dos puertas, dificil de guardar». Eso dice el dicho pero también debería decir: casas con tabique, tremenda tentación. Antaño, querías embarcarte en una reformita, en un poyaquestamos y tenías que llegarte a Urbanismo, que está Urbanismo como para llegarse mucho. Te plantabas allí y, claro, la burocracia, que si una fe de vida, que si tres copias compulsadas, que si el certificado de penales, que si el DNI, pero no este, el nuevo, uy, a ver si tiene también la tarjeta de mediopensionista de la Región de Murcia pero en color azul, uy, coja número y en ese plan. Llegabas a casa con la papela o sin ella sin ánimo de ampliar cuarto de baño alguno, más bien con ganas de tirarte en el sofá con un Fanta y olvidarte de reformas algunas, total, la casa tampoco está tan mal. La burocracia siempre ha luchado contra los deseos reformistas de las personas humanas, incluso de las personas a secas, que también las hay. La vida es un aplazar la reforma de la cocina. No solo no hay dinero, además es que tardan mucho. Pero al menos aligeramos tiempos al prescindir de la burocracia.

La gente era muy dada a cargarse tabiques listos de papeles. Ahora no hacen falta papeles. Hay tabiques que parecen de papel, los vecinos se te quejan de que haces ruido pasando las páginas de un libro. Lo que tenemos que aprender más es a derribar muros. Esos sí que son insidiosos. De ladrillo visto.