'Ruin y Piqué', por Juan Fernández Sánchez

El personaje dijo solemnemente «menos hablar del VAR y más de los presos políticos». A primera vista, muchos, tanto los ciudadanos que están más que cansados de Piqué y de toda la parafernalia separatista, así como los propios separatas, lo habrán considerado como una clase magistral más de originalidad y democracia del chico de los problemas. Pero conociendo su trayectoria, desde sus actuaciones de doble cara, como, según muchos, mercenario (basándose en la libertad de expresión a que él apela), pasando por enfrentamientos con agentes de guardia urbana, hasta la presentación de su modelo tenístico con traje y cara de chico bueno en Madrid (a ese Madrid al que tras ganar una Supercopa europea al Sevilla le dedicó un «que se jodan los de Madrid»), lo más probable es que sea al revés, es decir, que quiere desviar la atención, hablando de los políticos que están acusados de cometer delitos (algo más graves que el que dio lugar a su enchulamiento en Barcelona por haber recibido una multa tras aparcar mal su coche), para que no se hable de lo evidente: que el VAR ha ayudado al Barcelona en Liga y Copa en numerosas ocasiones. Pues sin la ayuda del VAR, el Més que un club tendría muchos menos puntos en la Liga y no habría llegado a la final de Copa. Y en base a su libertad de expresión y profundos conocimientos de democracia, Piqué seguro que no tendrá inconveniente en oír que muchos piensan que en realidad a él eso de los presos políticos le resbala, y que lo que le interesa de verdad es que el Barcelona gane como sea y que sus múltiples negocios, como el del tenis, marchen bien. Pues la pela es la pela, los títulos son los títulos, y lo de los aspirantes a golpistas es secundario. Ya un periodista ha tenido la valentía de escribir: «Mientes, Piqué, mientes como un bellaco». Valentía, porque muchos miran para otro lado para no molestar a los de siempre, incluso quizá temiendo represalias de los que están por la causa y/o de los que apelan a maravillosos diálogos en base a una libertad de expresión, pero para ellos, no para los que opinan de otra forma. No pocos merecen el calificativo de ruin. Como probablemente no conocerán bien su significado, que consulten el diccionario.

'El gasto de las malas decisiones', por Venancio Rodríguez Sanz

Perdone mi atrevimiento, señor presidente, ya sé que no soy ningún entendido en la materia, pero lo que le voy a sugerir me lo dijo uno que sí lo es. Este señor, que para más señas, trabaja en la Administración, me dijo que se pierde más dinero por malas decisiones que por la corrupción y la evasión de impuestos juntos. Este señor que le digo me comentó algunos ejemplos como es el gasto excesivo en personal expendiendo certificados de Antecedentes Penales a los nuevos profesores para prevenir los casos de pederastia. Me dijo que esto se podría evitar si fuera el colegio el que los pidiera directamente al ministerio correspondiente. Lo que le quería sugerir yo era que hay una empresa en la que a los trabajadores que aportan ideas para un mejor rendimiento de la compañía ésta los premia. ¿No cree que esta sea una buena idea para sanear la economía? ¿Quién conoce mejor el funcionamiento de la Administración que los propios trabajadores? Osho decía que lo que funciona es bueno. Y digo yo: ¿Para qué perseverar en el error? Quizá de esta forma habría más dinero para los pensionistas, ¿no cree? En fin, sin más que contarle, me despido con un cordial saludo.