Estupendo que, por fin, un asunto como el de la presencia de la mujer sea capital a la hora de evaluar la gestión cultural. Qué bien que no haya rueda de prensa, entrevista o presentación pública en la que se les pregunte a los responsables sobre su compromiso con la paridad. Pero hay que saber cómo y a quién preguntárselo, porque, la verdad, muchas veces se nota que el que pregunta no busca una respuesta real sino un titular llamativo, un bait para el click. Sí, vale, «sólo dos mujeres compiten en la Sección Oficial de Largometrajes del Festival de Málaga.Cine en Español» (dos de las cuales son latinoamericanas). Los números hablan, desde luego; no es la cifra más deseable, pero es la que es. Un festival debe reflejar el panorama que aborda pero también aspirar a mejorarlo, a animar a los creadores y a buscar enfoques más reales, justos y necesarios. ¿Cómo? Pues no sé cómo lo harán certámenes como San Sebastián o la Seminci de Valladolid, por citar un par, pero el de Málaga, por ejemplo, lleva más de una década trabajándose una sección, Afirmando los Derechos de la Mujer, cuando no había ni #MeToo ni huelgas por el 8M ni actrices de Hollywood con el Oscar en la mano luchando por la equiparación salarial). Aval que acredita suficientemente que esta apuesta no es postureo. Habrá que preguntar qué hacían entonces los/las más feministas del mundo mundial y cuánto espacio dedicaban en sus medios a esa sección.